CRÓNICA VI RESISTENCIA REINO ASTUR
La alfombra roja que nos recibía en la
meta de Nembra era, al contrario que en Hollywood que supone el inicio, el
final a una fiesta por todo lo alto de una auténtica, maravillosa e
inigualable carrera por montaña en tierras asturianas. Las
verdaderas estrellas de esta película eran todos los valientes y
aguerridos que habían, no solo cruzado la meta, si no también
aquellos que se habían quedado en el camino pero que habían ayudado a su
producción. Aquí no había celebrities con etiquetas, ni esmóquines, ni vestidos
voluptuosos. Aquí había gladiadores, espartanos, rebeldes
escoceses que habían luchado cada uno por su destino.
La promoción y el
tráiler de la película ya estaban realizados y visionados a lo largo de las
cinco ediciones previas de esta gran producción. El casting estaba hecho y el
reparto, con un cupo de 150 guerreros, estaba cubierto. Todos los
preparativos habían finalizado, la atmósfera y el decorado eran perfectos y
todo el mundo estaba en su sitio. Esperaba un largometraje de 42 km y 6.300 mts
de desnivel acumulado por las montañas y valles del Concejo de Aller con el
aliciente de ser la 3ª prueba de la Copa de Asturias de Carreras por Montaña.
La totalidad de los actores, principales y secundarios, maquillados y maqueados
para la ocasión. Todos los extras, expectantes y ansiosos por el comienzo de la
sesión, rodeaban el escenario de partida en Nembra. Esta vez es el color rosa
el que engalana el tumulto de corredores. “El rosa está de moda”
comenta el director. Son los integrantes locales del Grupo de Montaña Reino
Astur de Nembra que no quieren perderse ser protagonistas de lujo en su propia
casa.
El día antes del
comienzo del rodaje, y mientras estudiaba el guión de la película en una chigre
de Asturies, probé su manzana y me enganchó su veneno, como dice Melendi, y
unas buenas sidrinas cayeron para ir endulzando e hidratando el engranaje del
motor. Había que poner a prueba el dicho asturiano “con fabes y sidrina nun
fai falta gasolina”. Los culines de sidrina cayeron pero las fabes como que
mejor era dejarlas para el epílogo de la película no fuera a ser que
estropeáramos el estreno la noche anterior. El guión de esta película estaba
escrito. Solo faltaba rodarla, montarla, añadirle los créditos y visionarla.
Rubén Solís, el
“Demonión de Nembra”, el director que supervisa toda la filmación, y en este
caso también productor puesto que se encarga de los aspectos organizativos y
técnicos, estaba con la claqueta preparada a las 7:45 h del día 19 de julio. No
hacía falta director de fotografía, ni director artístico, ni de diseño de
producción, ni técnico de efectos especiales. El escenario, los montes y
majadas de Aller, y la iluminación eran espléndidos de por sí, maravilloso,
natural, una gama de verdes que costaba llegar a contar y discernir. Asturias
verde de monte y negra de minerales, como dice la canción, increíble ese
colorido en un mes de julio. Asturias es diferente, está claro. El encargado de
sonido hacía su trabajo a la perfección amenizando las bambalinas con buena
banda sonora antes del comienzo del rodaje.
Salida con Fran Puiñera |
En el reparto, los
actores principales de la película y que ya tienen alguna estatuilla que
otra en sus vitrinas (aunque todos teníamos nuestra parte de protagonismo, aunque
fuera como secundarios) ya estaban en primera línea. El cántabro Fran Piñera,
los Asturianus Obaya´s Brothers (Santi y Samuel), el madrileño Eliseo Bodelón,
el guaje de Grao Carlos Sánchez (va para fenómeno este chaval),… ¡Vaya plantel!
Se notan los
nervios. Todo estaba listo: “¡Silencio!, ¡Cámara!, ¡Acción!”.
Se da por iniciado
el rodaje y la primera secuencia se desarrolla por las calles de Nembra, como
en cámara lenta, con tranquilidad, demasiada diría yo, como sabiendo todo lo
que nos esperaba, había que ponerse cómodos ya que ésta iba a ser una
película “de las largas”. En cabeza, saliendo en los planos
cortos, los primeros espadas toman el mando y comenzamos a subir el Picu
Moros, primera tachuela del día. Yo me siento cómodo, el ritmo me viene bien,
solo he corrido tanta distancia una vez y por esto, y por no conocer el
recorrido, no quiero cebarme con nadie, pero la subida la realizo en cola de la
grupeta de cabeza. Seríamos unos diez en la avanzadilla. No hace mucho calor,
el sol se deja ver entre las nubes de vez en cuando, pero la humedad es enorme.
Tengo ya los brazos, la camiseta y el pantalón empapados y acabamos de
comenzar. La lucha iba a ser larga y además, dura. Mis temidos calambres empiezan
a rondarme por la cabeza con tanta sudoración. A favor, que durante el largo
tiempo de filmación había nada menos que ocho coffee breaks, “esta gente
es de buen llantar” como dice el Demonión, y se podía reponer
líquidos con bastante frecuencia, una autentica maravilla por parte de la
organización el esfuerzo y dedicación para tenernos bien suministrados.
La cruz en todo lo
alto nos indica que hemos coronado Picu Moros y nos lanzamos ladera abajo por
un sendero rápido y en ocasiones técnico. Se empieza a animar la acción y antes
de terminar el descenso y cruzar el Rio Aller decido seguir con mi ritmo y me
descuelgo del grupo de cabeza justo antes del primer avituallamiento en
Huertomuro. Comienza aquí un tramo precioso por un sendero dentro de un bosque
de hayas en el cual se encuentra un pequeño repecho (400 mts de longitud
donde se suben 150 mts de desnivel) que hay que salvar hasta llegar de nuevo
cerca de la salida, a Ruea, km 9 de carrera donde el ambiente era espectacular,
la música a todo trapo y los extras presentes aplaudiendo. El director
también estaba allí de nuevo para supervisar que todos los actores estábamos
bien, nos alienta a beber y comer y nos explicaba cuál era nuestra próxima
escena, una ascensión de unos 2 Km por un camino precioso bordeado por árboles
hasta la Vega de la Guarda. Mi extra favorito y que se merece uno de los
galardones del reparto, mi mujer Estrella, me está esperando para darme ánimos
un poco más arriba de la majada.
Continuamos la
secuencia con la subida desde la vega hacia el Quendanu cuya cima está en el km
15 de carrera. Me encuentro bien, con fuerzas, voy regulando y veo de lejos ya
a uno de los integrantes del plantel de cabeza que se ha ido descolgando. En
pocos metros me uno a él y continuamos ascensión juntos y charlando un poquito.
Al fondo se comienza a observar lo que se nos viene encima, la escena es
grandiosa, es el Picu Pedro García. Un manto espectacular de helechos sobre la
ladera de la montaña en el cual han abierto un pequeño sendero los técnicos de
peluquería para que podamos ascender (que trabajo más fantástico, hay felicitar
a los encargados del desbroce y marcaje de la carrera). La pendiente es brutal,
imposible correr y con dificultad incluso para andar en algunos tramos. Se nos
une un tercer integrante por detrás y seguimos ascendiendo en fila de a uno
hasta que, entre el murmullo del viento, se comienza a oír las notas de una
gaita que cortan el aire que ya comenzaba a ser frío en esas altitudes. En la
cima, el gaiteiru, otro atrezzo de lujo para amenizar y decorar el
escenario. Claro que sí, ¡dijételo ya, Asturies ye diferente!
Coronamos y
comienza una de las partes más espectaculares del recorrido, que majadas, que
valles, que praderas, una secuencia panorámica impresionante de ver y vivir,
imposible de describir con palabras. Voy disfrutando de la esencia de la
montaña, el escenario es abrumador, tanto, que hasta mis dos compañeros de
viaje se me van unos metros, cosa que aprovecho para evacuar parte del peso que
llevo en la vejiga... Parece que el lastre que he soltado se nota, vuelvo a
enlazar con el dúo y sin quererlo, tras el avituallamiento de la Veguechina,
donde empieza la subida a la cota más alta de la carrera, me pongo delante
marcando mi ritmo y veo que se van quedando poco a poco.
Siguiente sorpresa
que me deparaba el rodaje, parecía una película de suspense. Al fondo atisbo un
bulto rojo en movimiento. No tenía duda ninguna, malla roja, camiseta roja,
tubular rosa (el rosa está de moda), figura espigada… era Santi. De nuevo sin
quererlo y, puesto que sigo físicamente bien, sigo con mi ritmo y a unos 200
mts de la cima de Curriechos le alcanzo. Hablamos unos segundos sobre las
maravillas del paisaje y le recuerdo el mensaje de twitter del día anterior en
el que me decía, sin conocerme, “lo importante es disfrutar de la carrera
y llegar sanos y salvos a les fabes”, y que razón tiene. Sonríe, pero
no tiene buena cara, ha pasado una noche de perros y no va fino. De nuevo
melodía de gaita cerca de la cima, pero ¡qué bonito era todo!
Llegamos juntos al
vértice de Curriechos y nos lanzamos ladera abajo campo a través entre las vaques
casinas (vaca asturiana de montaña, se nota que soy veterinario) que
querían tener su cameo en la producción. Me voy dejando caer sin apretar mucho
pero Santi se va quedando. Definitivamente no está bien, no es su día pero aún
así va a seguir hasta la meta. No necesita dobles que le sustituyan en las
escenas difíciles y complicadas, es un titán asturianu, un Don Pelayo en
toda regla que va a resistir y va a llegar hasta el final aunque no pueda
luchar por la victoria. ¡Santiago y cierra, España! ¡Bravo por él!
Curriechos con Santi Obaya |
El descenso desde
Curriechos hasta el avituallamiento de Escrita necesitaría un cortometraje
aparte. Son 10 km y prácticamente una hora de continua bajada donde se pierden
1.300 mts de desnivel y, aunque las fuerzas ya escasean, es una autentica
maravilla. Hasta para mí, que lo suelo pasar mal es estos descensos tan
pronunciados y largos, fue una delicia de contrastes. Se comienza campo a
través por la ladera de la montaña, continúas por un sendero de montaña
bastante marcado, un pequeño tramo de camino forestal con avituallamiento
incluido, tramos entre bosques donde se pasan troncos por encima y por debajo y
para finalizar la función, un camino lleno de piedras y lajas por donde baja un
riachuelo y tramos con auténticos barrizales donde literalmente se hundían las
zapatillas hasta por encima del tobillo. Vamos, de todo un poco, como en
botica.
Pero todo no podía
ser bonito en esta producción, al menos para mí. Aunque el rosa está de moda,
todo no podía ser de ese color, las películas tan romanticonas no tienen
emoción y tenía que aparecer el malo de la película, es mi caso los
calambres. Miro el reloj, km 25, casi nada lo que queda de rodaje para empezar
a acalambrarme, esto podía convertirse en una auténtica película de terror.
Bajo el ritmo e intento seguir pero el gemelo derecho dice basta, se
agarrota totalmente. Tengo que parar, estirar y darle esos toquecitos
mágicos que le suelo dar en estos casos, toquecitos por decirlo de
algún modo suave ya que después me van a dejar doloridos los gemelos 4 ó 5
días... pero parece que ha funcionado. Continúo el descenso, despacito al
principio para no forzar mucho las piernas e ir probando a ver si está todo en
su sitio, pero vuelvo a coger el ritmo. El malo de la película no ha sido tan
malo realmente, se ha convertido en espectador de excepción de la trama.
Llego a la
carretera, fin del corto “la bajada de los contrastes”, nueva parada
y fonda y toca subir, sin descanso ninguno, al Alto Chago, así, ¡sin
vaselina! Veo mi coche aparcado en un arcén, mi extra me está esperando de
nuevo en algún punto de la última subida y eso me provoca una sonrisa y me da
ese plus de fuerza que necesito para poder coronar Chago. El miedo a la
transición entre casi una hora bajando y de repente tener que subir
prácticamente 500 mts de desnivel en 3 km de repente desaparece. Comienzo el
ascenso y me siento cómodo (dentro del cansancio de llevar ya 32 km en las
piernas y casi 5.000 mts acumulados de desnivel). Es más, tramos que a estas
alturas de carrera debería de subir caminando, soy capaz de subirlos corriendo,
pasitos cortos pero corriendo, como si el guionista me conociera y hubiera
hecho el guión a mi medida ese día.
Unos majos
lugareños me avisan y hago una parada en una fuente del camino a echar un
trago de agua fresca, gracias. Aquí va a llegar la enésima sorpresa que me
deparaba el día cuando, unos metros por delante, observo a otro de los actores
principales con una camiseta verde, es Eliseo. Yo continúo subiendo a mi ritmo,
sin apretar, aún queda mucha tela que cortar, pero observo que el sube
caminando en todo momento y con el paso de los minutos voy recortando distancia
hasta que llego a su altura. Hablamos brevemente unos segundos y se aparta
hacia un lateral del estrecho sendero por el que transitaba la subida para
dejarme paso. Aún queda lo más duro de la ascensión, el último tramo hasta las
antenas repetidoras trochando por una ladera con gran desnivel. Miro
hacia arriba, no cabe ya duda, el rosa está de moda, sí, pero esta vez era el
color de la camiseta de Estrellita que empieza a jalearme desde la lejanía.
Llego a su altura, me pregunta que tal voy, le contesto que bien, me da un gel
y un poco de isotónico y continúo. Ya no queda nada para coronar.
Alto Chago |
Guardaba el
argumento del filme para mi otra sorpresa más en esta última parte. Comienzo el
descenso pensando que, aunque aún quedan 5 km hasta la meta, el desenlace ya
está escrito, que el asesino, como siempre, es el mayordomo y que ya está todo
el pescado vendido. Craso error el mío dar por concluida la película y no
quedarme a los créditos. Aún quedaba el epílogo ¡¡¡y me lo quería perder!!!
Según voy descendiendo, ya bajo una tímida lluvia que se escapaba, el orbayu
asturianu, al fondo del sendero, desde el cual se observa Nembra ya,
aparece otra sombra, esta vez con camiseta negra. Ahora sí que aprieto, ya hay
que darlo todo y que salga el sol por donde quiera, si las fuerzas me acompañan
aún hay tiempo y distancia para recortar. A este actor no le reconozco hasta
que llego a su altura, es Samu Obaya, otro titán asturianu que como decían en
la escuela, progresa adecuadamente en esto de las carreras por montaña.
En
aproximadamente un quilómetro me pongo a su estela. Comentamos como vamos. El
dice que fundido, que ha ido regulando pensando que nadie le cogería ya
por detrás. Yo le digo que acalambrado, ahora sí que ya no tenía remedio
mágico, pero quedaba poquito. Comienza a apretar el ritmo, ha ido regulando
los últimos quilómetros y se nota que tiene esa chispa aún para meterle
medio giro más a la tuerca. Voy haciendo la goma, me descuelgo en los
tramos de bajada con más pendiente, donde incluso tengo que pararme a estirar
los gemelos, y me acerco en los pequeños tramos de ascensión. Como compañeros
que somos, más que contrincantes, en este mundo de la montaña me advierte que
aún queda un repecho fuerte al entrar en Nembra justo antes de la bajada de
meta, es la subida al cementerio. El depósito aún no ha entrado en la reserva y
el motor aún no ha pasado la zona roja de revoluciones, pero los neumáticos van
en las lonas, las piernas han dicho basta. Los últimos metros de entrada en
Nembra me dejo llevar mientras Samuel se aleja. Se gira, le doy el ok para
que se relaje y sigue sólo.
Solo quedaba
la gloriosa entrada en meta para poner un epílogo impresionante al filme,
últimos 100 metros de descenso por una ladera con las banderas de las
Comunidades Autónomas de todos los corredores y con el director narrando la
escena final. Me recibe la alfombra roja, la de los ganadores, que los somos
todos y cada uno que hemos comenzado el rodaje. Cruzo la línea de meta con el Demonión
presente en primera persona y nos estrechamos la mano como diciendo, hemos
hecho un peliculón en toda regla. Para mi había terminado el rodaje. El metraje
final en mi caso 4 h y 46 min, contento.
Linea de meta en Nembra |
El desenlace
tuvo algo de poético, algo de círculo que se cierra. Concluyó primero el rodaje
el actor veterano ya consagrado, Fran Piñera, pero que con los años sigue
bordando los papeles que interpreta, cada vez con más clase y soltura, y le
acompaño el actor revelación, Carlos Sánchez, ese secundario de lujo que se
deja el alma y la piel en cada escena y que va dando pasos para que su estrella
luzca en un futuro en el paseo de la fama. Con esa precocidad insultante con la
que el ilusionante nuevo actor se presentó en la película, le queda cuerda para
rato y juntos pueden convivir en futuros rodajes porque, a pesar de que su
papel sea menos proclive al lucimiento, la producción se cae sin él.
El montante
que tenían en la meta, pues brutal, con la gente animando, buen
avituallamiento, esas piscinas de agua fría que las piernas agradecen después
de tan arduo esfuerzo y ese equipo de fisioterapeutas que hacen que les
pates se relajen dentro de las posibilidades naturales de la situación.
Todo inmejorable, fantástico, de verdad que muchas gracias a toda la
organización cuya cabeza visible es Rubén.
La post-
producción, pues una comida de las buenas, comida de gala, pero de las
galas que nos gustan a los montañeros, fabes con almejas y carnaza al
cabrales. Todo aderezado en nuestro caso con la grata compañía de Fran Piñera y
su mujer.
En resumen, estreno
de la sexta parte de la saga Resistencia Reino Astur con gran éxito de público
y de la crítica que realmente sabe de esto, no esa crítica que solo entiende de
superproducciones con más promoción que argumento, pastiches por los que asoman
actores guapetones, lustrosos y de pelo engominado que cobran cheques llenos de
ceros por interpretar un guión chusco que acaba justificando su mediocridad en
base a lo que decide el señor de la claqueta. Según comenta el director, en
esta sexta entrega han dado con el recorrido definitivo, recuperando los antiguos
caminos que usaban los ganaderos y, personalmente, ya que nunca había corrido
esta carrera, me parece extraordinario, espectacular, bonito, de los que como
se dice, hacen afición. Últimamente se me está cargando mucho la agenda
de sitios a los que deseo volver a pisar y patear en próximas ediciones. Eso es
bueno, quiere decir que he disfrutado.
Entrega de premios |
Créditos
- A la dirección y
producción de todo el cotarro Rubén Solís, “El Demonión”, organizador,
animador, speaker y alma de la Resistencia Reino Astur de Nembra. Desde hoy,
por lo que a mí respecta, un amigo.
- Ayudantes de
dirección y producción el GM Reino Astur, la Asociación de Vecinos de Nembra y
todos los habitantes del pueblo que se han volcado completamente con el evento.
- Actores extras sin
los cuales ninguna producción es posible, voluntarios, Protección Civil,
-Guardia Civil, fisioterapeutas, catering,…
- Colaboradores.
- Y todo el
plantel de actores.
Nueva muestra de
genialidad de este director de actores, nueva muestra de cine de autor.
Es tan abrumadora la sensación que le queda a uno cuando se queda pegado a la
butaca mientras desfilan por la pantalla los títulos de crédito de lo que acaba
de ver que impresiona. Pese a ello, les recomiendo que hagan acopio de
palomitas y se sienten cómodamente para el siguiente estreno que se
producirá el próximo año y que seguro no defraudará…El montaje final versión
del director era de Oscar a mejor película, a mejor director y a mejor
productor. Se había rodado una de las películas más bonitas del mundo.
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