CRÓNICA VII SUBIDA AL PICO DEL ÁGUILA
Después de recorrer cientos de quilómetros para ir a algunas de las carreras que éste año he disfrutado por todas las vertientes de Picos de Europa no podía faltar a la cita en casa. Comarca cruzada por la Ruta de la Plata y situada en los confines de las provincias de Salamanca, Ávila y Cáceres, la Sierra de Béjar es un macizo granítico de considerable altitud media y cumbres redondeadas declarada Reserva de la Biosfera en 2006.
La comarca de la Sierra de Béjar es, por decirlo de algún modo, la antítesis y contrapunto paisajístico a la grandiosidad de la capital salmantina. Aquí las torres y agujas catedralicias y la piedra arenisca dan paso a riscos afilados, a rocas cabelleras y berruecos debido a la erosión del agua sobre el granito, a cumbres boscosas y a hermosos arroyos que discurren por sus valles.
El domingo día 14 de septiembre participé en la VII Subida al Pico del Águila, una carrera de montaña de 22 kilómetros y un desnivel positivo de 1.300 metros que discurre por la Sierra de Béjar-Candelario hasta alcanzar la cota más alta en el Risco del Águila (2.063 mts), próximo a la estación de esquí de La Covatilla. Tiene un recorrido exigente y técnico, pero de gran belleza puesto que el importante desnivel que sorteamos en ésta carrera permite ver los distintos tipos de vegetación adaptada a las diferentes alturas que vamos ganando, desde los bosques de rebollos, castaños y pinos hasta la exigua presencia de piornos y cervunos entre los grandes bloques graníticos cerca de la cumbre del Pico del Águila (cuyo nombre viene dado puesto que su perfil recuerda a este rapaz).
Pico del Águila |
Aún sin terminar de recuperarme del todo físicamente de la Transvaldeónica del fin de semana anterior, tenía ganas de correrla ya que nunca había participado por diversos motivos aún estando la zona tan cerca de donde vivo y la tenía en la agenda como asunto pendiente. Y es que como dicen, “en casa del herrero…” Si digo la verdad ésta semana previa no he entrenado nada. Terminé la carrera de Valdeón con no muy buenas sensaciones y quería descansar puesto que el fin de semana siguiente tenía otra cita importante y exigente con la Maratón Xtreme de Lagos de Covadonga.
Como Béjar está a sólo 15 minutos de donde vivo (Fuentes de Béjar), me levanto, desayuno tranquilamente y vamos hasta Béjar a recoger el dorsal antes de comenzar. En cuanto llegamos comienzo a observar muchas caras conocidas puesto que hay corredores de diversas localidades de la provincia de Salamanca y de otras aledañas como Madrid, Cáceres, Ávila y Badajoz. Me reencuentro con un montón de compañeros del club Salamanca Raids & Trails Runners tales como Patricia, Álvaro, Casimiro, Samuel y Abelardo. Como yo suelo tirar hacia las carreras del norte, hacía ya bastante tiempo que no me juntaba con tantos compañeros, quizás desde la CxM Garganta de los Infiernos en Jerte.
De izquierda a derecha: Álvaro, Abelardo, Oriol, Patricia y Casimiro |
A las 9:00 de la mañana, como estaba previsto, estamos todos dispuestos a disfrutar de éste espléndido día que había amanecido. La salida, como me esperaba, es muy rápida, los grandes favoritos de inmediato cogen la cabeza mientras se hace un pequeño callejeo por la localidad de Béjar de apenas 300 metros. Se afronta enseguida la primera rampa ¡y qué rampa! El Arca Madre, que nos lleva hasta El Castañar, nos daba la bienvenida de manera efusiva. Desde aquí hasta Llano Alto nos esperan más de 170 mts de desnivel en apenas 1 kilómetro. Mucha gente opta ya por subir andando a paso rápido este primer tramo pero yo prefiero subir corriendo aunque sea dando pasitos cortos. Acabamos de salir pero la carrera ya va estirada cómo una goma, todos en fila de a uno y haciéndose grupetas de 2 o 3 corredores separados por unos metros. Estas primeras rampas con tanto desnivel ya ponían a cada uno en su sitio. Como siempre, yo salgo a medio gas, no porque quiera, si no porque el cuerpo me lo pide y a los pocos metros de ascensión ya me encuentro cerrando un grupete de 3 corredores que vamos un poco descolgados de los 6 ó 7 primeros. En éste primer tramo de subida se van alternando senderos, con estragos de la correntera de las aguas, con tramos de pavimento de rollos en algunas zonas bastante deteriorado y sueltos. Estamos ya en “Los Rodeos”.
Salida en Béjar |
Tras unas cuentas revueltas del camino cruzamos la carretera que sube al Castañar y continuamos por el sendero que llega a las escaleras de acceso al Santuario de Ntra. Sra. del Castañar (patrona de Béjar), primer kilómetro de carrera y ya va el cuerpo calentito. A los primeros de carrera ya no les veo. Trato de apretar un poco mientras continuamos en ascensión para no perder mucho terreno con la cabeza y se descuelgan los dos acompañantes que llevo prosiguiendo ya desde este punto en solitario. Una vez llegados al albergue de Llano Alto damos por concluido el frondoso bosque de castaños añosos que nos ha acompañado en éste primer kilómetro y comienzo a observar una visión completa de la Sierra de Béjar presidida por la localidad de Candelario. El sol ya asomaba por detrás de los riscos y la imagen era preciosa.
En el punto donde el camino se divide en tres con derivaciones hacía Peña Negra y Pantano de Fuentesanta, cogemos el de la izquierda que nos va a llevar a Candelario. Aquí el trazado nos da un pequeño respiro, voy soltando piernas después del calentón inicial por una pista nos hace llanear otro quilómetro hasta que, se gira bruscamente a la izquierda para descender por un camino más estrecho y un poco más técnico con alguna piedra suelta hasta cruzar el Rio Cuerpo de Hombre. Tras cruzar el río por el Puente de la Abeja, donde se puede ver las ruinas de la antigua fábrica de la luz, tomamos una antigua calzada muy pedregosa que se utilizaba para la trashumancia y en ligero ascenso me dirijo hacia las piscinas de Candelario. En este punto cruzamos la carretera y tenemos un pequeño repecho hasta llegar a la carretera que sube a la Plataforma del Travieso la cual tomamos para entrar por la parte alta del pueblo de Candelario en el kilometro 5 ya de carrera y dónde nos encontramos con el primer avituallamiento una vez hemos pasado la bonita iglesia del pueblo.
Candelario |
No voy a descubrir aquí la enorme belleza del pueblo de Candelario pero invito a todos a visitarlo puesto que en la Sierra de Béjar las casas se edifican agrupadas unas con otras para poder soportar mejor la rigurosidad del clima siendo sus calles estrechas y empedradas una auténtica maravilla. Llama la atención que en casi todas las puertas se colocan unas protecciones de madera o media puerta situada delante de la entrada principal de las casas para resguardar de las nevadas y el agua al tratarse de un pueblo de montaña. Las batipuertas son uno de los elementos arquitectónicos característicos de Candelario. Además, como pueblo chacinero, durante la época de matanza, servía de resguardo al matarife mientras daba muerte a los animales, que permanecían atados a las argollas o "morón" situadas junto a la batipuerta. Otro elemento muy característico es la presencia del agua y en las calles de Candelario existen canalizaciones por las que discurre el agua llamadas regaderas y que son dignas de presenciar también.
Candelario |
Tras reponer un poco de fuerzas en el avituallamiento comienza la verdadera ascensión hacia el Pico del Águila. En 4 kms vamos a subir prácticamente 1.000 mts. Salgo del pueblo en solitario y bordeando el Rio Candelario, pasamos el merendero que hay al lado del río y salimos a la carretera que va a Navacarros. La recorremos unos 100 metros y, antes de llegar a un puente junto a un viejo molino, dejamos de inmediato la carretera para iniciar el ascenso hacia la izquierda. Estamos en el km 6 de carrera y empezaba lo bueno.
Comienzo a subir por un sendero que trascurre pegado a un muro de piedra. Se trata de un antiquísimo camino por donde antiguamente se cruzaba toda la sierra de lado a lado muy técnico con grandes rocas donde prácticamente no se puede correr. Una vez paso este tramo tan técnico el camino ahora se hace más corrible y nos introduce en un frondoso robledal donde vamos bordeando prados y algunas casetas de uso ganadero. Aquí puedo coger un ritmo más o menos constante mientras se va ganando altura de manera progresiva con lo cual, pocos cientos de metros más arriba la vegetación cambia bruscamente internándome ahora en un bosque de pinos. En éste momento la pendiente se va haciendo más acentuada, ahora empieza lo duro, aunque no lo peor. Voy relativamente bien, pero creo que me falta algo de chispa…
Seguimos subiendo entre pinos hasta llegar a una pista forestal (que lleva a la garganta del oso) que corta transversalmente el camino. En este lugar donde cruzamos la pista está el 2º avituallamiento (km 7,5). Me paro a beber algo de líquido y me tomo una pastilla de sales mientras los voluntarios me animan, el calor ya empezaba a apretar. A partir de aquí se coge un sendero muy ancho y evidente que continua ascendiendo siguiendo el mismo rumbo que llevamos hasta ahora con buen firme entre un bosque de pinos pero con un desnivel bastante acusado ya. Este sendero poco a poco se va estrechando hasta que finalmente se transforma en una senda entre cervunos bastante cerrada. Este tramo es un poco más llano y deja recuperar un poco de fuerzas. Esta senda nos conduce hasta el final del pinar que coincide con el paso del Arroyo del Oso en el lugar llamado Canchal Partido, una curiosa formación rocosa originada por un corte casi perfecto en un enorme bloque de granito.
Canchal Partido |
Cruzamos el arroyo y nos dirigimos hacia el límite del pinar, apreciando nuevamente el cambio en la vegetación. El terreno se va despejando dejando ya la zona de bosque para pasar a una de matorral, piornos y jaras principalmente, y donde las rocas empiezan a hacer acto de presencia. Una senda ascendente nos lleva hasta la cuerda que lleva hasta el Pico del Águila el cual comenzaremos a ver con claridad, punto que si bien no es el más alto del recorrido, si marca el final del tramo de subida más intenso. Qué lejos se ve desde aquí el Risco y ¡hasta dónde tenemos que subir!
Comienzo unos 2 km de ascenso duro por la cuerda hasta la cima que marca nuestro horizonte ya por una senda menos visible. Aquí ya, en muchos tramos, tengo que echar manos a las rodillas y subir andando puesto que el desnivel empieza a ser muy acusado. En éste momento me doy realmente cuenta que me falta un punto de fuerza, no voy mal pero no acabo de subir tan cómodo como debería y me gustaría. A nuestra izquierda, avanzando por la cuerda, se observa el Colorino y Peña Alaiz al otro lado del valle del Oso, las vistas desde éste punto son realmente espectaculares. Según voy ascendiendo se pierde un poco el camino y toca empiornarnos un poco. El sendero no es tan claro y hay que ir fijándose en los hitos y las marcas verdes que están pintadas en las piedras marcando el recorrido incluso me tengo que parar alguna vez para cerciorarme por donde continúa la ascensión. Todo esto dificultado con que al levantar la cabeza te ciega el sol un poco que ya ha asomado por encima del risco y en alguna ocasión incluso me desvío sin darme cuenta y cuando se cierra el sendero por matorrales bajos me doy cuenta del equívoco. Estas continuas paradas y la tecnicidad del sendero hacen que no pueda coger el ritmo constante que me gustaría llevar durante la ascensión. Mirando hacia arriba observo a los corredores que llevo delante, como puntitos diseminados, parece que están cerca pero con el desnivel que hay se tarda bastante en llegar donde están situados.
Pico del Águila al fondo |
En el último tramo de ascensión dejamos los piornos atrás y comenzamos a subir y/o escalar por las rocas graníticas antesala de la cima. Justo antes de llegar a esta zona esta Estrella que, como siempre, ha subido hasta donde le ha dado tiempo para dar un paseo, ver la carrera y animarme. Las rocas cada vez son más grandes y me toca en muchos tramos usar los brazos para trepar a ellas, el pico cada vez está más cerca. Según me acerco a la cima ya se ve y oye gente animando desde arriba y orientándote un poco por donde hay que escalar por las rocas puesto que a veces es complicado vislumbrar los puntos verdes que nos guían. Llego a la cumbre, tomo un poco de aire, bebo agua y continúo.
Postrimerías Pico del Águila |
Desde aquí ya damos vista a las pistas de esquí de La Covatilla a nuestra izquierda. No hemos llegado aún al punto más alto del recorrido aunque la subida dura ha concluido. Continuo en solitario en ligero ascenso paralelo a las pistas de esquí, por fuera de las vallas, por la zona conocida como La Cardosa, por un sendero señalado a la orilla del arroyo en dirección al Canchal Negro. Este tramo sigue en gran parte, paralelo al curso de agua durante 1 km, hasta llegar a una zona de prados más amplia, donde debemos orientarnos siguiendo nuevamente los pocos hitos que nos vamos encontrando.
Al llegar a este prado se gira repentinamente 90 grados y empieza el descenso. Aunque parece que comienza un merecido descanso para las piernas, el terreno de bajada se aleja bastante de ser fácil en este tramo inicial. En un principio se trocha por una hoya de suelo almohadillado donde hay que tener cuidado con los tobillos puesto que hay los típicos socavones de las pisadas de las vacas que al estar el terreno blando se quedan marcados. Tras superar la hoya me topo con una zona impresionante de grandes bloques de granito que hay que pasarlos y saltar de uno a otro cada uno por dónde buenamente entiende ya que la señalización en este lugar es defectuosa y hay que ir parándose y levantar la cabeza para observar el siguiente punto verde o hito puesto que las señales están más separadas y son difíciles de ver para orientarse. En este tramo me pasa un corredor que baja como una flecha (que envidia me da a veces esta gente que no le ven el peligro en este tipo de descensos tan complicados).
Tras pasar la zona de bloques se vuelve a una zona de suelo más blando con terrones grandes de hierba salpicados de rocas hasta que, finalmente, se llega a un estrecho, profundo y serpenteante sendero entre piornos donde se puede correr un poco pero en el que no puedes dejar de mirar por dónde pisas porque el terreno está muy suelto y con piedras muy angulosas que con solo parpadear pueden provocar un traspié e irte al suelo.
Continúo el descenso hasta el km 14 donde, después de saltar un muro de piedra, cambia por completo el paisaje y la orografía, nos dirigimos a un pinar que habrá que atravesar. Bordeamos unos cientos de metros el muro de piedra y, una vez entre la sombra de los pinos, la tecnicidad desaparece pero la bajada entre los pinos se acentúa y el terreno es muy resbaladizo por las espículas con lo cual hay que ir muy concentrado puesto que se hacen movimientos muy bruscos sorteando continuamente los troncos de los árboles. La verdad es que es una zona muy bonita y a la vez divertida, es una especie de eslalon en el cual vas sorteando los árboles. Parece que a estas alturas de carrera mis cuádriceps aún están sanos y, aunque la subida me ha costado más de lo que pensaba, el ritmo que puedo coger ahora es bastante bueno y en vez de dejarme caer incluso aprieto el paso. Tras unos minutos de eslalon, el pinar desemboca prácticamente en la zona dónde estaba el avituallamiento de la pista que cruza hacia la garganta del oso. Breve parada de nuevo para refrescarme y a continuar el descenso.
Bajada por el Pinar |
Desde aquí hasta Candelario (km 17 de carrera) el recorrido a hacer es igual al de subida, cambiando el fondo de los pinos para seguir bajando por un sendero de piedras. Hay tramos que hay que tomárselos con calma puesto que el terreno es irregular por las piedras y de nuevo una mala pisada puede ser peligrosa. Aquí me vuelvo a cruzar con Estrella que ya estaba de camino de regreso a Candelario. Voy con fuerzas y sigo apretando, tengo a un corredor a tiro de piedra con Candelario ya a la vista. Justo antes de entrar al pueblo adelanto al corredor, bebo algo de isotónico en el avituallamiento y continúo descenso por las estrechas calles empedradas divisando al final de la calle a mi compañero de club Casimiro que desde la salida no había vuelto a ver.
Llego al final de la calle principal y paso por la ermita y la empedrada plaza central del pueblo donde hay mucho ambiente, se nota que es domingo y hay muchos visitantes. Aquí se gira y se continúa dirección al campo de fútbol siguiendo la pista cementada que va paralela al mismo. Una vez se acaba el cemento y salimos de Candelario, comienza la parte final de la carrera y vamos a descender hacia Béjar por La Canaleja, un antiguo camino que conectaba ambos pueblos y que se usaba para el transporte con bestias. Este es uno de los más bonitos senderos que podemos encontrarnos por esta zona ya que discurre entre robles y castaños, con un par de puentes muy antiguos y buen firme donde se puede correr y mucho, aún quedan 4 km hasta llegar a meta… En apenas un kilometro me emparejo con Casimiro y vamos comentando que tal nos va la carrera durante unos cientos de metros. Llegamos a uno de los puentes donde cruzamos el Rio del Barquillo y nos encontramos, encaramados a una roca, con otros tres compañeros del club (Alberto, Raúl y Berti) que habían ido a pasar la mañana por la sierra en btt. Nos animan y nos comentan que tenemos a un corredor a poco más de un minuto. Aquí el camino pica un poco para arriba durante unos metros y, poco a poco, Casi se va descolgando mientras yo aprieto tratando de alcanzar al corredor que me precede. La verdad es que iba bastante fresco de piernas y aunque recortar más de un minuto en 2 km que quedaban es muy complicado me digo a mi mismo que hay que darlo todo.
La Canaleja |
Justo antes de llegar a la zona de Los Pinos que da acceso a Béjar tengo a la vista al corredor que me precede (el mismo que me había pasado al inicio del descenso en la zona de los bloques de granito) y parece que le voy recortando terreno. Ya sólo queda el último esfuerzo para dejar la tierra del camino y ganar las calles de Béjar pasando por el convento de Monte Mario y la Iglesia de Santa María del Pilar. Ya dentro de las calles de Béjar, a escasos 500 mts de la meta, justo antes de cruzar los puentes de madera del parque, adelanto al corredor y en pocos metros le dejo atrás, el ritmo que llevo es alto. Nos queda una última subida por asfalto, son 100 mts pero ¡como pican los jodíos! Doy la vuelta a la esquina y está la meta donde me espera ya Estrella (que ha bajado en coche desde Candelario) y mis cuñados con mis sobrinos. Al final me quedé a menos de un minuto de saborear el podio, pero como siempre, contento de haber disfrutado aunque las sensaciones no hayan sido tan buenas como me gustaría.
Llegada en Béjar |
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