jueves, 22 de enero de 2015

Como en la casa de uno...



CRÓNICA IV TRANSCANDAMIA 2015


Dice la expresión popular que “como en casa en ningún sitio”. Y es que podrías levantarte de la cama en pijama, con el batín y las pantuflas, para asistir a esta carrera con la taza de café y la tostada en la mano a la vez que un grupo enorme de personas te arropa y te anima para darte la fuerza necesaria y llevarte en volandas.




La Candamia es un lugar peculiar en León. En ella te puedes encontrar, a la par que todo tipo de deportistas y amantes de la naturaleza, afables jubilados que además de pasear hacen sus pinitos agrícolas en los huertos ecológicos, así como clandestinos jovenzuelos, y a veces no tanto, buscando un emotivo encuentro en éste rincón del amor por antonomasia. 

Cuando hace más de cuatro lustros literalmente me tiraba y precipitaba sin verle el miedo ninguno por esos senderos y cortafuegos de Los Pinos con mi vieja y ya jubilada Razesa, nunca podría haberme imaginado que algún día volvería a disfrutar de esas añoradas sendas pero esta vez sin ir subido a los lomos de una BTT. Y es que la vida da muchas vueltas, los cambios son oportunidades y desde que deje la ciudad dónde me crié, me formé, conocí la naturaleza y cambié mi lugar de residencia a Fuentes de Béjar, conocí y me enamore de éste tipo de deporte llamado carreras por montaña. 

Como primera prueba de la temporada o pretemporada, ya que uno no sabe ya ni dónde está a estas alturas, la Transcandamia es una prueba, cómo siempre se dice, difícil de catalogar, a medio camino entre una carrera de montaña y un cross alpino, pero que realmente tiene su encanto y atractivo y más aún estando en las postrimerías de una ciudad como León, mi ciudad.

Hoy me apetece, y tomando una buena idea de un gran colega que conocí este verano llamado Carlos Mantero, escribir mi crónica de ésta Transcandamia 2015 en sentido inverso.

Post carrera

Caliente, reconstituyente y merecida ducha la que me estoy pegando mientras voy repasando mentalmente lo acaecido esta mañana. Mientras reviso que cada parte del cuerpo sigue en su sitio y cae un buen chorro de agua caliente sobre mi maltrecho cuello no dejo de pensar en todo lo que he disfrutado esta gélida mañana de enero en León.

Antes de irme para casa me he despedido de mis compañeros de club Salamanca Raids & Trails Runners que, en tropel, hemos venido a disfrutar de éste paraje por tierras cazurras. Tengo que felicitar especialmente a mi colega, compañero y amigo, Álvaro García, por su más que meritorio 2º puesto en la general, ¡que grande! otro año más que vamos a disfrutar de sus logros tanto a nivel de club como a nivel de selección de Castilla y León. Y qué grata y tendida ha sido la charla con Javi Pascual tras haber repuesto fuerzas y habernos cambiado de ropa. Este chaval se deja querer, le conozco poco pero, para mí, un amigo más.

Estrella
Fernando

Recuerdo estar tomándome mi primer reconfortante caldito tras haber cruzado la línea de meta y haberle dado un abrazo al gran Gobitu que allí estaba para felicitarnos a todos y cada uno de los valientes que vamos terminando y llegar ante mí, como una aparición divina, los dos grandes Rubenes, el Bisonte de Carbayedo y el Demonión de Nembra. Si digo la verdad, porque les conozco, si no, es para echar a correr de nuevo y alejarse lo más rápido posible del miedo que pueden llegar a dar esas dos moles de tío, sudorosos, con la cara medio desencajada y aún con la inercia de la carrera. Pero como son tan buena gente, sólo te dan ganas de pegarles un abrazo y darles la enhorabuena. Como siempre, un placer señores.

Llegada a meta

Anteriormente ha llegado Pascu, me abrazo con él, no hace mucho que he cruzado la linea de meta, estoy bebiendo algo de agua y degustando alguna vianda que ha puesto la organización en la meta. Le miro a la cara y sé que hoy ha disfrutado más que el último día en la Peña del Tren. Sus palabras me lo confirman, las sensaciones han sido buenas y me alegro por él. Si sigue con esa ilusión y empeño, llegará lejos.

Último esfuerzo y colofón de meta

Corono las antenas, tramo de senda entre pinos que jamás he sabido exactamente por dónde se traza en los entrenamientos que a veces he realizado por el trayecto y me lanzo hacia el último tramo del recorrido. Es un tramo rápido, vasto, despejado de arboleda, pero que tiene su encanto en ciertos puntos. Justo antes de la bajada del mirador, en el tramo de pista que enlaza, está mi tío Nando y mi mujer Estrella. Si digo la verdad ya les iba echando de menos. Habían quedado de ir con Jon, el marido de Oihana, a ver la carrera en varios tramos y, mientras a éste ya le había visto dos veces, estos no había dado señales de vida. De todos modos, sea cuando sea, siempre es muy reconfortante recibir los ánimos de tu familia. Estrella corre unos cientos de metros a mi lado, me pregunta qué tal voy y me da el último empujón para llegar a la meta. Ella jamás imaginará lo que puedo llegar a sentir cuando la veo y comienzo a oír sus gritos a lo lejos mientras estoy en pleno esfuerzo. 

Estrella dándome ánimos

Pero bueno, después de emocionarme un poco, bajada del mirador, mejor de lo que me esperaba en cuanto a barro en comparación a la chocolatada del año anterior. Tramo de pista hasta coronar en la urbanización no sin antes saludar a Manuel Caballero que, aunque esta renqueante de una lesión, no ha querido perderse el espectáculo de esta fría mañana. Le saludo, cruzamos unas palabras, me anima y me lanzo de nuevo hacia abajo para afrontar en último cortafuegos. 

Bajada cortafuegos

La multitud ya empieza a agolparse en este tramo. El descenso es corto pero el desnivel es muy acusado, con muchos surcos de la correntera del agua, raíces sobresalientes y trozos helados. Los ánimos van en aumento, nadie quiere perderse uno de los tramos más espectaculares. Sin contratiempos, que ya es un logro a la vista de algunas fotos que circulan por la red, dejo atrás el cortafuegos. Ya no queda nada, se escucha ya la megafonía, los cencerros, la algarabía de la gente, preludio de lo que aún está aún por acontecer, del último gran tramo de la carrera, de la anibalada, santo y seña de esta magnífica carrera que se va afianzando con los años, nuestro “pequeño Zegama leonés”. Impresiona ver el desnivel de la cuesta según te vas acercando, pero más impresiona ver a la gente jalear y llevarte en volandas en éste último tramo. 

Anibalada

Las fuerzas escasean y el tramo es duro, pero el apoyo incondicional de la gente realmente emociona, digno de ver y de vivir, hay que estar ahí dentro y sentirlo, no se puede explicar con palabras. Leía el otro día una entrevista a Ainhoa Txurruka, directora de Zegama, donde decía que había visto llorar a muchos corredores y también a muchos aficionados del público en Sancti Spiritu por lo especial que es ese tramo. Si multiplicas lo que se siente aquí y lo extrapolas no tengo ninguna duda de que así sea.  

Último esfuerzo antes de cruzar la linea de llegada

Último esfuerzo, últimas zancadas, merecidos aplausos devueltos al público y meta. David dice mi nombre, he llegado, ha sido todo muy bonito y especial. Mi 4º puesto de la general me sabe a victoria, a estas alturas de la vida el haber disfrutado de este momento es el mayor aliciente.


Cuesta de los perros y llegada a las antenas

He terminado de bajar la cresta. Tramo de pista hasta que diviso el puente de madera que da acceso al parque de la Candamia. Sé que ahora viene el último tramo duro en cuanto a desnivel sin contar el de llegada a meta. Otra vez un montón de gente animando en la parte baja. Es un placer y un orgullo que la gente se implique tanto. Manos a las rodillas y todo p´arriba. Voy bien de fuerzas, no sobrado, pero bien. Los gritos de la voz rota e inconfundible de Moja comienzan a escucharse, ¡esta en todos los sitios este muchacho! Ya está, otra tachuela superada. Merecido “descanso” llaneando por la meseta de La Candamia hasta llegar al 2º avituallamiento. Saludo de nuevo a Jon que espera al paso Oihana, me anima, que gran tipo. Bebo agua y prosigo la marcha en ascensión hacia el depósito.


Estoy ya en el tramo dónde el año anterior hubo el problemilla del marcaje. Este año todo sale a la perfección, no hay sabotaje que valga y la subida hasta las antenas, aunque no lo parezca, hace pupa. Control de paso y último esfuerzo para coronar. Estoy en el punto más alto de la carrera.

Patinaje en la fuente y cresteo de las médulas

Salimos ya de la zona de los pinos. Estamos por enésima vez en la parte baja, en la pista que da acceso al parque. Pero otra vez, tras unos pocos metros, nuevo giro a la izquierda, tramo de escaleras de piedra, un auténtico cristal pulido. Gracias a que hay un barandilla de madera para agarrarme si no, creo que hubiera dado con los huesos en el suelo. Otro buen repechito y me dirijo a otro de los tramos emblemáticos de la carrera, el fabuloso cresteo. Ya veo el dron sobrevolando la zona grabando las imágenes tan espectaculares que el año pasado nos brindó. Las vistas de León desde aquí, con la Pulchra Leonina sobresaliendo, son para quitar el hipo, aunque la tecnicidad de la bajada hace que no necesites otro condimento para que se te quite este de repente. Intento trazar el descenso por los laterales que parece la zona más segura y menos helada. 

La sorpresa

De nuevo inmerso entre los pinos, de nuevo algún tobogán más, de nuevo llegada a la parte baja del trayecto para tomar la pista que va al parque de la Candamia durante unos cientos de metros ¡esto es un no parar! Antes de darme cuenta, giro a la izquierda por la pista que sube a los chalets. Subida tendida durante unos segundos, nos desviamos en una curva de nuevo hacia la candamia y me encuentro con otra de las sorpresas de esta edición, nuevo tramo de subida hasta un nuevo mirador. Tramo corto pero bonito, en mi modo de entender acertado, le da más desnivel y dureza al circuito y le quita algunos metros de pista. 


En este momento miro atrás. Ya no tengo a la vista a Diego aunque aquí, con tantos recovecos, aunque no le vea las distancias son mínimas. El descenso de este nuevo tramo, pues como todos en la Transcandamia, mucho desnivel, sendero estrechito, ramas,… en fin, que con cuidado.

Cuesta de las culadas y subida al 2º mirador

Ya en solitario encaro un nuevo tramo entre los pinos con cuestas bastante pronunciadas y bajadas con mucha pendiente. Son constantes toboganes en los que cualquier duda o despiste puede hacer que des con las cachas en tierra o peor aún, darte de bruces

Cuesta de las culadas
Tras sortear unas cuentas raíces en uno de los múltiples terraplenes, el terreno da unos metros de respiro en forma de sendero llanito y me sitúo en las faldas de la subida al 2º mirador. La parte de abajo se sube medianamente bien, al tran tran, con pasos cortitos. La parte final, con la gente animando en lo alto, hay que echar manos al suelo y subir prácticamente a cuatro patas. Aún recuerdo el año pasado subiéndolo con Mediavilla, la parte alta con el barro la dificultad que entrañaba, ¡más que avanzar retrocedías! Pero bueno, este año ha sido más asequible, ya estamos arriba.

Avituallamiento y llegada al mirador

Unos cientos de metros llaneando por un senderito paralelo a la pista y primera parada y posta. Cojo un botellín, de agua claro, aunque ahora hay estudios que dicen que la cerveza tiene un contenido en potasio, fósforo, magnesio y calcio bastante más elevado que el de las bebidas deportivas y que su alto contenido en vitaminas del grupo B es muy beneficioso para las altas demandas que los deportistas tienen de estas vitaminas. Si lo dicen los expertos…

Total, que unos traguitos de agua y a subir detrás de Diego hasta el mirador. La gente nos anima en la parte de arriba, una maravilla. Tras llegar a lo alto, toca otro tramo de carrera muy bonito entre árboles en continuas subida y bajadas, serpenteando continuamente como por una especie de ratonera con giros bruscos hasta llegar otra vez a la parte baja del recorrido.

Subida al mirador con Diego Alonso
De nuevo el trayecto pica para arriba. Aquí me pongo a la par de Diego y, casi sin querer, puesto que tampoco aprieto mucho el ritmo, creo que comienza a descolgarse un poco. Y digo que creo, ya que no sé exactamente dónde fue el lugar exacto. En un momento que me giré para decirle algo vi que ya no iba detrás.


Volando por el aeródromo y sorteando leños

Y así, en tan buena compañía como es Diego, le vamos dando zapatilla a ritmo vivo por la pista del aeródromo hasta que bajamos a las faldas del Portillín, no sin antes darme algún susto a modo de resbalón en el tramo de bajada. En éste momento, y tras saludar a Moja por primera vez, nos pasa Jorge, al cual ya no volveríamos a ver hasta la meta.  A partir de aquí Diego y yo, como que vamos cogiendo confianza. En los tramos que se puede y no vamos por senderos entre los pinos nos ponemos a la par, charlamos, vamos comentando la jugada como se suele decir. Hasta un voluntario nos comenta que muy bien debemos ir para ir tan dicharacheros. Pero la profesión va por dentro, sufrimos. 


Como quién no quiere la cosa estamos ya sorteando troncos cómo buenamente podemos a modo de gyncana. Senda de los leñadores dicen que se llama, no sé si por la cantidad de troncos caídos y estratégicamente colocados, o por la leña que supone para el cuerpo ese tramo de salta, agáchate, sortea... Coronamos leñadores y tomamos otro pequeño tramo de pista en ascensión donde Diego me advierte que la bajada que viene a continuación puede estar peligrosa. Hay que tomar precauciones pues. Descenso correcto y sin incidencias. Estamos ya en la parte baja de los pinos, justo en frente del cementerio.

Comienza el espectáculo

Pistoletazo de salida, un centenar de metros de tierra antes de tocar el asfalto rodeado por el vallado y el público ferviente. La gente sale en auténtica estampida, como alma que lleva el diablo. Estaba colocado en primera fila a la altura de mis compañeros de club Álvaro y Joaquín, y a la par que Pablo Villa y Diego Alonso, entre otros, y antes de 50 metros me encuentro en medio de la manada, rodeado de gente y medio tropezándonos unos con otros. Madre mía, pienso para mi, ¡qué locura de salida! Cuándo pisamos asfalto fácilmente iré sobre el puesto 25. Poco a poco voy remontando por las calles de la urbanización. Sonido kilométrico del GPS, casi que prefiero no mirar, pero claro, miro. 3´09”. La locura no tiene cura…

Salida de la carrera

Giro a la izquierda al final de los chalets y pisamos ya tierra firme. Y firme por decir algo, al menos aquí no se resbala tanto como en el asfalto. Cojo ritmo y empiezo a remontar. Tengo ya a tiro de piedra a Diego, sé que es buena referencia y me voy manteniendo unos 50 metros de distancia tras él. Tramo de carretera, que parecía más bien una pista de patinaje, y ya toca bajada por la pista principal de los pinos, ídem de lienzo en cuanto a resbaladizo. Primera cuesta, ya estamos metidos en el verengenal. Bien, voy más cómodo, las zapatillas agarran y me pongo a rueda de Diego. Descenso vertiginoso entre pinos y raices y, en la cuesta que da paso a la pista del aeródromo soy yo el que marca el ritmo ahora a Diego mientras subimos.



Amanece en León

Estoy mirando por la ventana, empieza a clarear, el cielo parece despejado. Saco el brazo y ya me doy cuenta que el frío va a ser el protagonista. Desayuno contundente y a esperar a que se despierte Estrella que, aunque tenía previsto correr, una inesperada gripe ésta semana la ha dejado tocada y hundida. Vaya plaga que tenemos por la zona de Béjar. 

Puntual como un reloj suizo mi tío Nando, que no se quiere perder el espectáculo, nos recoge y nos encaminamos a Las Lomas. El termómetro marca bajo cero, parece que va a ver qué abrigarse un poquito. Llegamos y me encuentro con mis compañeros de club que han venido entre la espesa niebla de la carretera desde Salamanca esa misma mañana. Calentamos un poquito (o un muchito que la mañana estaba para ello) por el tramo inicial de asfalto que recorre las calles de la urbanización y que la organización ha introducido éste año para estirar la carrera y que no se formen los típicos embudos de otros años al entrar en los senderos. 

Charlando con los compañeros de club. Álvaro, Joaquín y al fondo Juanra.

Ya está, va siendo la hora, hay que colocarse bajo el arco de salida. Los pendones ondean, David da los últimos consejos, un miembro del ayuntamiento de Valdefresno “charla” sobre la historia de los pendones leoneses y con 6 minutos de retraso se da la salida. 

Día previo

Habíamos quedado para comer y darnos un buen homenaje el sábado en León con nuestro amigo Miguel Heras junto con su mujer y sus hijas. Pero un contratiempo de última hora, en forma de proceso febril, le ha dejado en el dique seco. Una auténtica pena, los días previos hablando con él se le veía ilusionado por venir. Así qué cambio de planes y tras comer, ya por la tarde, nos citamos con dos compañeros del club, Susana y Juanra. Entramos en la tienda de Interval Runners para disfrutar de la charla coloquio previo a la carrera de mañana. Las caras conocidas son muchas. Saludos, besos, apretones de manos, todos somos una gran familia. Nos sentamos en la parte posterior y esperamos a que empiece la tertulia mientras vamos comentando cómo estará el terreno mañana y cuál sería la mejor opción de calzado.

Charla en Interval Runners con Oihana y Salva. Modera David.

Dos invitados de excepción, Oihana y Salva, dos auténticos campeones, y una silla en medio de ambos vacía. En principio todo correcto. La “silla trampa” se va llenado de corredores locales como Diego Alonso, el alcalde de Valdefresno, el entrenador y coorganizador Roberto García, un voluntario,… Pero hete aquí que David comienza a relatar una historia que me resulta familiar, como si la hubiera vivido antes, un Déjà Vu en toda regla. Y claro, lo había vivido previamente. Resultó que me lleve la más que grata sorpresa de verme sentado entre dos campeonísimos dando mi punto de vista sobre la carrera. Un lujo y un placer seguir dando a conocer una carrera como ésta para un “cazucharro” como ya me considero.

Tras la charla no nos podemos ir para casa a descansar sin antes tomarnos unos vinitos. No hace falta renunciar a esa costumbre tan española de cañas y tapas con los amigos, que no se diga que se va a ir ésta gente de León sin degustar y disfrutar ¡de uno de nuestros más preciados tesoros! Merecido tapeo y a dormir toca. 

 
Salamanca Raids & Trails Runners - Trailrunner´s Bike Sport
Por último, o lo primero, que ya no sé cómo va esto del orden inverso, como siempre dar la enhorabuena y las gracias a organización, voluntarios, colaboradores, sanitarios y demás personas que hacen posible la realización de un evento de esta categoría. Nos vemos el año que viene señores.



No hay comentarios:

Publicar un comentario