CRÓNICA LA PEÑA DEL TREN TRAIL 2014
Cuando
en la vida las cosas se hacen con sentido, dedicación, empeño,
entrega, y sobre todo, porque realmente te gusta lo que estás
haciendo, al final el resultado no puede ser otro, no cabe otro
desenlace que el disfrute de uno de los eventos mejor organizados del
trail español.
Torneros de la Valdería |
Cuando
no hace muchos meses conocí a Santiago Nistal, sabía que me
encontraba ante una persona, por decirlo de algún modo, singular y
atípica. No voy a entrar a definirle puesto que, quién realmente le
conozcáis, sabréis mejor que yo que sería algo arduo y,
seguramente, sería imposible dar con la fórmula que defina las
propiedades para designarle de manera unívoca. Y es que es de esas
personas que no te deja indiferente. De esas personas que desde el
primer momento te produce una sensación de intríngulis,
una sensación de querer saber lo que realmente se le pasa por la
cabeza. Pero es de esas personas que a la vez te produce, al menos a
mí, una sensación de nobleza y de decir las cosas como realmente
las siente y las piensa seguramente sin darse cuenta o sin ponderar
las consecuencias que a veces eso conlleva. Creo que es de esas
personas que, cómo se suele decir, si anda delante de ti quizás no
convenga seguirle, si anda detrás de ti quizás no sepas guiarle
pero que, si anda a tu lado, tendrás en el a un amigo. Quizás para
unos eso sea una virtud y para otros sea un defecto, pero
independientemente de eso, creo que es de esas personas con las que
puedes pensar con la voz alta y siempre tratará o, al menos lo
intentará, de comprenderte y ayudarte.
Briefing. De izquierda a derecha: Felipe Artigue, Pablo Villa, David López Castán, Alfredo Gil, Gaby Sánchez y Raúl López Castán |
Con
todo esto, en el momento en que un maquinista
como
Santi Nistal se pone a los mandos de la locomotora, como interventor
tiene
a Carlos Justel, el fogonero
para
atizar la caldera es José Antonio de Pablo “Depa” y como jefe
de circulación tenemos
presente a Felix YouEvent, pues quieras o no el viaje en ese tren se
hace mucho más placentero y confortable, el trayecto se realiza en
butaca preferente. Y por si esto fuera poco, si a esto sumamos todos
los ilustres viajeros que se suben a los vagones, no sólo al de
cabeza, sino también a los de cola, pues ya tenemos todos los
condimentos y alicientes para que el itinerario se convierta en una
fiesta por todo lo alto.
No
solo estos ingredientes anteriormente expuestos son lo que hacen de
esta carrera algo especial, hay algo intrínseco que difícilmente es
explicable desde fuera pero que te va llenando según avanzan los
minutos, como una especie de calma, sosiego y placidez derivada
seguramente del trato que se recibe por parte de la gente de la
organización y de la Valdería que hace que el trayecto se realice
en primerísima clase del primer al último pasajero.
Calentando motores |
Torneros
de la Valdería va amaneciendo con una luna llena al fondo de
película y una temperatura de 0º, como dicen, ni frío ni calor.
Como cada diciembre de los últimos seis años, esta mañana la
estación rebosaba de gente que iba de un lado para otro. El andén
principal presenta una algarabía importante minutos antes de la
partida, maleta viene, maleta va. El frío del invierno se cuela por
la puerta cada vez que alguien entra a la sala de espera. La gente se
afana en entrar en calor correteando por los alrededores del andén
principal a la espera de la partida del convoy mientras se hacen las
últimas despedidas antes del largo viaje. Toda la logística y
responsables del viaje parece que están preparados, cada uno en su
sitio y todos los pasajeros en los asientos de sus correspondientes
vagones esperando la partida. El bullicio y el tiberio aumenta
segundos antes de salir. El reloj del apeadero marca las nueve y
cuarto. Gracias a la política exigente de puntualidad en la empresa
ferroviaria no hay demora, comienza la cuenta atrás. El revisor está
colgado en la puerta, toca el silbato, sale humo, suenan adioses, el
tren se pone en marcha, es hora de partir.
Salida del Tren |
Los
viajeros que han cogido el tren de cercanías parece que tienen prisa
puesto que la locomotora sale a todo trapo, la espesa humareda de la
chimenea cubre el ambiente y rápido la carbonilla sale por el
escape. Cómo en mi caso el viaje es más largo, prefiero
desenganchar un poco mi vagón de la cabeza tractora, a esa velocidad
el único Oriol que iba a subirse a ese Talgo en éste trayecto es el
que financió su fabricación.
Primeros kilómetros de la vía. |
Tras
unos primeros kilómetros de la línea por vía estrecha, algún
pequeño embudo inicial y algo de agua sobre el trayecto, de repente
los raíles giran 90 grados y comienza la vía ancha. La pendiente
del primer cortafuegos vista desde abajo merece todo el respeto y
consideración, metemos un poco más de carbón al hogar de la
caldera, apretamos con fuerza el fuelle para atizarlo bien y
comenzamos la ascensión a ritmo constante e incesante. Aunque la
mañana está fresca, hay que empezar a abrir la ventanilla del vagón
puesto que se comienza a sudar.
Un "pequeño" cortafuegos |
Llegada
a la primera subestación del km 4 para reponer energías. Parece ser
que aquí nadie las necesita, los pasajeros del vagón de cabeza no
hacen ni ademán de reducir el ritmo del convoy así que, no voy a
ser menos y sigo tras ellos con la inercia que llevamos. Acabamos
como quién dice de salir y el ténder va lleno de agua y
combustible. Viene ahora un tramo para disfrutar y deleitarse del
paisaje de La Cabrera profunda durante unos minutos aunque sin
descuidarse mucho puesto que la cantidad de balastro que hay entre
las traviesas y sobre los raíles puede hacer que descarriles en
cualquier momento.
Descenso
vertiginoso por la contraladera de subida y llegamos a un tramo donde
el trazado de la vía se hace por unos cientos de metros un poco, no
diría confuso ni turbado, pero si cabroncete,
con algo de maleza crecida debido al desuso, parece que es una vía
muerta. A mis compañeros de vagón en ese momento, Sr. Artigue y
Sánchez-Capitán, no se qué clase de improperios les sale por la
boca seguramente acordándose del maquinista y a mí, aunque no me
sale decir nada, lo pienso. El sol de cara y la dificultad orográfica
con escobas que llegan hasta las ventanillas hacen más difícil este
tramo aunque pronto las vías se despejan y continuamos el viaje a
campo abierto disfrutando de la brisa del monte.
Volando en la Valdería |
Tras
otro repecho llegamos a uno de los apeaderos, o más bien lo
definiría como un auténtico oasis en medio del desierto puesto que
es pantagruélico, no se ha escatimado en nada y eso se agradece. El
revisor nos pide y nos tica los billetes. Aquí me doy cuenta que no
sé si llevo camellos de acompañantes o si realmente son de mi misma
estirpe, pero lo que si se es que ni se detienen a beber agua. Así
que, decido bajarme de ese vagón, ese va muy rápido para mi. Paro
tranquilamente y en la aguada lleno el depósito. Cuando me subo de
nuevo al tren y reanudo el paso me doy cuenta que a partir de aquí
seguramente el trayecto lo voy a hacer en solitario.
Camino a la vertical |
Unos
minutos de descenso donde los frenos echan humo y a lo lejos ya se
observa la carretera de Torneros, preámbulo de lo que va a ser la
vertical, un kilómetro de subida con 300 mts de desnivel. Mi vagón
ya necesita cremallera para traccionar en este tramo aunque la
cantidad de muchedumbre que se agolpa a los lados de la vía te
empujan con sus ánimos para ayudar al ascenso. Nuevo y merecido
tentempié al coronar y largo descenso hasta la estación de partida.
Vertical del Tren |
De
nuevo en el andén de Torneros. Aquí se apean los pasajeros del
cercanías, fin de trayecto para ellos, se cambia de aguja y, en mi
caso, cambio de tren puesto que el combustible ya empieza a escasear
y creo que voy a tener que engancharme a la catenaria a ver si así
consigo hacer los aún 9 kms que faltan de recorrido.
Esta
parte es la nueva adjudicación que se le ha hecho a la gestora
ferroviaria Nistal para que el tren disfrute de nuevos parajes y
rincones, gran acierto a mi humilde entender. Tras el primer repecho
de ascenso y bajada correspondiente de este nuevo tramo, justo al
introducirnos en el pinar, llega hasta la altura de mi vagón Luisma,
compañero salmantino del club y medio acoplados comenzamos a subir
otro de los cortafuegos. Charlamos un poco mientras disfrutamos del
paisaje por la ventanilla, pero pronto el desnivel se hace muy
pronunciado y cotilleos los justos. Coronamos juntos y nos tiramos
ladera abajo entre los árboles para encarar la última tachuela
del día. Voy justo, es comienzo de temporada, los engranajes aún no
están engrasados, los pistones y las bielas aún están recios y el
esfuerzo empieza a pasar factura. Luisma va medio punto más fuerte,
mete la reductora y comienza a distanciarse en la última subida,
zona bonita.
Pero
ya está hecho, último descenso. Desengancho y casi que dejo el
vagón caer por su propio peso. El convoy va tan estirado que se
cruzan los vagones que bajan con los que aún están subiendo los
primeros tramos de este recorrido largo. La estación está cerca, se
escucha la megafonía, familiares y amigos esperando la llegada del
tren para saludar y abrazar a los viajeros que llegan de tan lejos.
La garita del jefe de estación está que arde recibiendo los tiempos
de llegada. Los frenos chirrían para detener el tren. El viaje ha
tocado a su fin. Han sido 27 kms de disfrute máximo donde los haya.
Extraordinario convite ofrecido por la organización y los vecinos
para celebrar el acontecimiento y tiempo para saludar y despedirse de
amigos, conocidos y colegas (Javi Pascu, Villa, José Manuel y Nuria,
Sergio, Mediavilla, Rubén Nembra y todos mis compañeros bejaranos,
entre otros).
Gran comida de despedida |
Igual que definir al “alma máter” de este evento es complicado, definir esta carrera también lo es. No hay nada especial que a priori llame la atención pero absolutamente todo es superlativo cuando te sumerges en ella. Casi todo el mundo trata de hacer algo grande sin darse cuenta que muchas veces la vida se compone de cosas pequeñas. Faltarían palabras para agradecer cómo hacen sentirte desde el primer momento y el esfuerzo que realizan tanto organización como voluntarios pasando por los vecinos del pueblo de Castrocontrigo y de Torneros.
Santi Nistal y Felix YouEvent |
Esta
estación es un lugar mágico de despedidas y reencuentros, un lugar
dónde soñar bonitas historias de las que, en algún momento,
nosotros somos los protagonistas. No hay que dejar que el viejo
caballo de acero inglés se cubra de herrumbre y la antigua estación
del pueblo se pueble de fantasmas. Hay que volver año tras año y
remodelar las traviesas de la vía para que cada vez el trayecto sea
mejor aún si cabe. Como dice el maquinista, nunca será el AVE, pero
siempre será El Tren…
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