- Transcandamia (León): 5º general
- Ski Race Cuitu Negru (skimo) (Valgrande, Asturias): 16° general
- Sotres Ski Tour (skimo) (Sotres, Asturias): 15° general por parejas
- Ski Race Picos de Europa (skimo) (Fuente Dé, Cantabria): 6° general / 1º veteranos
- Biosfera Trail (Ciñera, León): 7º general / 3º veteranos
- Tebaida Berciana (Peñalba de Santiago, León): 2º general
- Trail Monte Brazo (Los Corrales de Buelna, Cantabria): 5º general / 3º veteranos
- Esbardo Trail (Prioro, León):1º general
Oriol Barrera
Vivencias de un corredor de montaña
viernes, 1 de enero de 2016
Clasificaciones 2016
martes, 28 de julio de 2015
En la unión está la fuerza
CRÓNICA K-22 PEÑALARA 2015
Como bien dice el proverbio popular “si quieres ir rápido, ve solo. Si quieres llegar lejos, ve acompañado”. Y es que, ninguno de nosotros es tan bueno como todos nosotros juntos y así lo demostramos los miembros del Club Salamanca Raids & Trails Runners en El Real Sitio de San Ildefonso.
La Naturaleza ha conformado un
espacio privilegiado en torno a la cabecera del valle del río Valsaín. Por la
exuberancia de sus bosques, los montes de Valsaín fueron desde muy antiguo el
escenario de cacerías para disfrute de reyes y nobles. Dentro de este espacio
natural se encuentra El Real Sitio de San Ildefonso que, con sus
magníficos paisajes de los Montes y Pinares de La Granja y Valsaín
enclavados en el Parque Nacional de la Sierra del Guadarrama
Segoviano, dio cabida a la I edición del Campeonato
de Castilla y León de Carreras por Montaña por Clubes.
La prueba de la Federación de
Deportes de Montaña, Escalada y Senderismo de Castilla y León (Fdmescyl) sirvió
para coronar a los mejores conjuntos de la Comunidad en el K-22 Peñalara,
carrera de casi 24 kilómetros y 1.500 metros de desnivel positivo. Entre los
clubes que ostentaban la vitola de favoritos a tenor de los resultados de sus
deportistas en las pruebas de la Copa Sport HG de Castilla y León, La
Escalerilla de Palencia, Salamanca Raids & Trails Runners,
o el CD Ojanco vallisoletano estaban entre los candidatos a alzarse con
el campeonato, sin dejar de lado a los integrantes del Grupo de Montaña La
Acebeda que competían en “casa”.
Si tengo que decir la verdad, aunque
era una fecha que tenía marcada en el calendario a principios de temporada, la
había dejado un poco de lado después de la lesión sufrida y tenía las vistas
puestas en llegar un poco entero al DesafíOSOmiedo en su versión MDS
que iba a disputar la semana siguiente con sus 46 Km y 5.000 mts de
desnivel acumulado. Pero bueno, lo que iba a ser un fin de semana tranquilo y
de relax en el pueblín, por una serie de circunstancias se convirtió,
tres días antes de la prueba sin comerlo ni beberlo, en un fin de semana de carrera
y encima con la lucha por un campeonato autonómico, esta vez por equipos, que
siempre es un aliciente extra.
De éste modo, como Estrella también
competía por el club en categoría femenina, nos fuimos a pasar el sábado a
Segovia. Correr no sé si correremos mucho, pero los homenajes que nos damos
comiendo cuando vamos a algún sitio no tiene desperdicio. La excusa que tiene
Estrella siempre es que, si no come bien el día anterior, no es capaz de
rendir, así que no le vamos a llevar la contraria… Ya por la tarde recogemos
dorsales, saludo a mi paisano José Manuel (juez árbitro de la Fdmescyl)
con el que siempre es un placer coincidir y vamos al breafing. Nos
comentan que después de luchar mucho durante varios meses para
intentar mantener el trazado de ediciones pasadas la organización se ve
obligada a modificar el recorrido por motivos de conservación del Parque y
después de haber buscado varios trazados alternativos lo mueven
hacia la zona conocida como Peñabarruecos y Fuente Infantes. Tras recibir la explicación
del recorrido y normas de la prueba, cena contundente y a intentar descansar.
El día amanece despejado, hasta con
fresquito diría yo, pero sabíamos que en cuanto pasaran una o dos horas iba a
calentar de lo lindo y que la subida por pista a la Fuente de los Infantes se
iba a hacer durilla. Momentos previos en la salida para saludar a
compañeros de club, conocidos de la selección de Castilla y León y algún que
otro amigo que se ha dejado caer por esta cita.
Ya en la línea de salida, y por su
colocación, se ve que clubs van a luchar por este campeonato. Los teóricos favoritos,
en los cuales incluyo a Salamanca Raids, nos colocamos en las
primeras posiciones. Según se da la salida los gallos como David Castán,
Raúl Cámara, Álvaro García, Chechu Calleja, Oscar Baeza o Felipe Iglesias toman
el mando e imprimen un ritmo alegre. Se va estirando la cosa según
salimos del pueblo y empezamos a transitar por los caminos aledaños.
Los primeros se distancian un poco y
yo me pongo a la altura de mi compañero de club Iván. Aún estoy un poco
verde en el tema físico después de varios meses prácticamente parado en lo
que respecta a las carreras por montaña, pero el ritmo que vamos marcando me
resulta por decirlo de algún modo cómodo hasta que llegamos al
Esquinazo. Desde aquí, la bajada hasta la Fuente de la Plata es vertiginosa e Iván
me demuestra toda su maestría en estas lides (la verdad es que,
definitivamente, las bajadas no es lo mío).
Comienza uno de los repechos fuertes
del día hasta la Silla del Rey. Aquí ya impongo mi ritmo y trato de coger una
cadencia constante puesto que este tramo hay que subirlo prácticamente
caminando. Miro hacia atrás y veo que Iván se va quedando poco a poco. Estamos
sobre el km 4 y desde aquí hasta el final mi carrera ya sería en solitario, sin
pasar ni que me sobrepase ningún corredor. Estos primeros tramos entre pinos
son una auténtica delicia sensorial, me recuerdan mucho a los senderos de la
Candamia en León. El calor empezaba a apretar y en el primer avituallamiento
líquido cargo el soft flask de medio litro que llevo para ir hidratándome poco
a poco mientras recorro un pequeño tramo de descenso que tenemos.
Tocan 2 km de subida hasta el Arroyo
de la Chorranca donde vamos a librar aproximadamente 250 mts de desnivel. Vamos
alternando zona de sendero entre pinos y tramos de pista abierta hasta que
llegamos al Raso del Pino dónde de nuevo cargo agua y me lanzo a un tramo de
descenso por una majada muy bonita hasta la Fuente de la Plata, lugar por dónde
ya hemos pasado con anterioridad al comienzo de la carrera. Aquí nos desviamos
y tomamos dirección a la zona de Peñabarruecos.
Este tramo es el que han tenido que
habilitar nuevo este año debido a la prohibición de subir al Peñalara. Son 4
kms por pista abierta y despejada hasta la Fuente de los Infantes. El ascenso
en tendidito pero hay tramos que me toca subir caminando ya qué las
fuerzas empiezan a escasear. Llevamos 15 kms aproximadamente y no quiero forzar
mucho la máquina ya que aún queda bastante y sé que el físico me va a pasar
factura antes de llegar a meta. El calor empieza a apretar, las gotas de sudor
empiezan a escurrir por debajo del tubular de la frente que ya está empapado.
La verdad es que ésta subida se me hace pestosilla e interminable aunque
las vistas según vas ascendiendo del embalse del Pontón son impresionantes.
Por fin, Fuente de los Infantes. Hay
un montón de gente animado y viendo el paso de la carrera. Me paro unos
segundos a refrescarme en la fuente. Me mojo la cara y la cabeza mientras la
gente me anima y me van diciendo que ya es casi todo para abajo hasta meta.
Reanudo el paso y literalmente toca tirarse por un cortafuegos de los que hacen
daño en las piernas a estas alturas. Tiene mucho desnivel y además es muy
técnico con mucha piedra suelta y grietas de la correntera de las aguas.
He aquí que, cuando todo parecía que
era dejarse medio llevar hasta la meta, ese cometario que escuche mientras me
refrescaba en la fuente de “casi todo es para abajo hasta meta”, se torna en
una sorpresita que nos tenía guardada, al menos en lo que a mi respecta,
la organización. Me encuentro con un repechato de unos 500 mts con un
desnivel de estos que prácticamente hay que echar manos al suelo y dónde es
hasta difícil no patinar hacia abajo. Miro hacia arriba del repecho y observo
la figura de Felipe Iglesias. Parece que está cerca, pero el tramo que nos
separa con ese desnivel se tarda al menos en hacer un par de minutos. Las
fuerzas escasean ya, el depósito está entrando en reserva y se hace muy dura la
subida. “Vamos Oriol, último esfuerzo” me digo justo antes de coronar.
De nuevo descenso técnico a tumba
abierta por senderos rocosos antes de llegar a meta no sin antes recibir otro regalito
a modo de repecho, no tan duro como el anterior, pero donde ya las piernas en
mi caso van prácticamente sin fuerzas. Ahora sí que sólo queda un último
esfuerzo hasta meta. Paso a la altura de Eliseo Bodelón que ha ido a ver la
carrera, me anima y me dice que tengo al corredor de delante a tiro de piedra.
Y es cierto, ya tengo a Felipe a la vista, no habrá más de 40-45 segundos, pero
lo cierto es que voy de fuerzas muy escaso y me conformo con coger un ritmo con
el que pueda llegar a meta.
Los últimos metros voy recortando
distancias, ya estamos entrando en el pueblo, paso por la plaza de toros y
hemos llegado al final. Contento por haber llegado e ir recuperando
sensaciones. El 7º puesto en la general se que va a ayudar al club a estar en
los puestos de arriba del campeonato y más aún sabiendo que Álvaro ha logrado
un grandísimo 2º puesto, pero aún habrá que esperar un poco para saber el
puesto final.
Mientras esperamos, nos hidratamos y
comemos en el buen avituallamiento que tiene la organización en meta. Nos
refrescamos las piernas y nos damos un pequeño masaje de descarga. Van llegando
corredores. El siguiente en cruzar la meta del club es Marino que, al ser el tercer integrante que
llega, es el que va a marcar la posición que finalmente vayamos a tener.
Finalmente el Club de Montaña La
Escalerilla de Palencia fue el gran vencedor de la cita. No se lo puso nada
fácil nuestro club Salamanca Raids & Trails Runners. Liderado
por Álvaro García en la categoría
masculina, 2º de la general absoluta, nuestro club hizo un papel más que
destacado quedando subcampeón de
Castilla y León. Completaron la nómina de corredores del club que con su
presencia y buena actuación dieron caché a la prueba el jovencísimo Iván Bernardo, Samuel
Sánchez que aún renqueante de una lesión no faltó a la cita y
nuestro presidente Joaquín González.
En la modalidad femenina, el Club
Deportivo Ojanco fue el ganador por equipos. El subcampeonato
fue también para nuestro club que, a última hora, pudo completar el cupo
mínimo de tres corredoras requeridas para poder puntuar y fueron estas
aguerridas integrantes Marta Vázquez,
Patricia Medina y Estrella Sánchez las que completaron el
recorrido de un Campeonato por equipos que dio sus primeros pasos en el K-22 y
que promete futuras ediciones en la Comunidad.
|
Dar la enhorabuena y agradecer a
todos los integrantes que forman el club, hayan asistido o no al evento, y
desear que el año que viene podamos al menos repetir este éxito colectivo.
En lo personal, mi próxima cita es Somiedo el próximo fin de semana. Ganas de
reencontrarme con ese recorrido en el cual el año pasado tuve toda una serie de
infortunios que finalmente me hicieron abandonar. Sé que va a ser duro, muy
duro. A estas alturas de temporada el año pasado llevaba ya muchas carreras en
las piernas pero este año aún estoy, como quién dice, en pretemporada y una
carrera de esas características con esas distancias y desniveles sé que me va a
costar mucho. Pero la ilusión y las ganas pueden con todo y allí vamos a ir a
disfrutar de la montaña y de la gente. Ya os contaré…
viernes, 10 de julio de 2015
Sentimientos, emociones y sensaciones encontradas
CRÓNICA III TRAIL DOBRES Y CUCAYO 2015
Hay
momentos difíciles que tenemos que afrontar, duros golpes que nos
harán caer. Pero dicen que a veces hay que caer para volver a
levantarse y ser más fuertes, que está permitido el caerse pero
obligatorio el levantarse, que incluso la mejor parte de tropezar es
levantarse, que antes de volver a nacer tienes que morir.
22
de febrero de 2015, Estación Invernal de Valgrande Pajares,
Campeonato de Asturias de Esquí de Montaña. Último tramo de bajada
antes de la llegada a meta entre una espesa niebla. Se unen mala
visibilidad y alta velocidad. Se dieron todos los ingredientes para
que me despistara, me saliera del recorrido marcado y me precipitara
por una especie de talud
sufriendo una dura caída. Tras lograr levantarme con la cara algo
ensangrentada, colocarme los esquís y retomar el recorrido correcto,
fui capaz de llegar a meta. Fue quitarme los esquís y comenzar a
caminar y sabía que algo no estaba bien en mi tobillo derecho. No
era capaz de aguantar mi peso al caminar. Lo que debería haberse
quedado en un susto, tras las exploraciones médicas de urgencias, se
diagnosticó fractura del maleolo tibial del tobillo derecho,
desgarro parcial del tendón de Aquiles de esa misma pierna y un
esguince cervical.
Instantes posteriores a la lesión sufrida. Mi cara lo dice todo. |
Desde
aquel día han pasado ya más de cuatro meses y, aunque evité el
paso por el quirófano y la fractura teóricamente ha soldado bien,
las molestias que sigo arrastrando han hecho que el traumatólogo me
mandara hacerme la semana pasada una Resonancia Magnética para
descartar otras posibles lesiones no observadas con antelación en
partes blandas del tobillo. El resultado, pues aparte de la línea de
fractura del maléolo tibial en fase de consolidación, se observa,
literalmente “edema óseo por
microfractura trabecular con engrosamiento del ligamento
tibio-astragalino posterior, así como defecto condral en vertiente
anterior de la meseta tibio-astragalina con edema óseo por
exposición del hueso subcondral a nivel de tibial anterior”.
Traducido al román paladino,
la fractura va consolidando
correctamente pero hay signos agudos de sufrimiento óseo y falta de
cartílago a nivel de la articulación debido al fuerte trauma
sufrido en la caída con lo cual me roza hueso con hueso y,
seguramente, a expensas de nuevo diagnóstico esta misma semana, sea
lo que me provoque las molestias.
Ante
éste panorama, y después de unas semanas de inmovilización y
rehabilitación tras producirme la lesión, mis entrenamientos estos
meses han sido mínimos y se pueden acotar a bicicleta de carretera,
caminar por el monte e intentar correr pero con las consiguientes
molestias que arrastro. Pero bueno, como el tema del cartílago no
tiene solución si no es previo paso por quirófano o con
infiltraciones de factores de crecimiento plaquetario puesto que no
se regeneran solos y, como es muy probable que las mejores decisiones
no sean fruto de una reflexión del cerebro sino del resultado de una
emoción, pues me animé a volver a uno de los sitios que el año
pasado me habían encantado por el paraje por donde discurre, y por
la gente que lo organiza con algunos de los cuales he coincidido en
algunas otras carreras. Fue unos días antes de disputarse la
Travesera de éste año cuando Iván Cuesta, cabeza visible de la
organización de la carrera, me comentó que me animara a volver a
correr en Dobres y Cucayo y no tuve mucha duda de que era el momento
de volver a intentarlo.
Cucayo al fondo |
Así
que ahí nos plantamos, de nuevo en el Valle de Liébana, de nuevo en
Dobres y Cucayo, de nuevo en nuestros majestuosos Picos de Europa. No
voy a describir la orografía del lugar puesto que en mi crónica del
año pasado queda fehaciente la maravilla de sitio que es y animo a
todo el mundo que le guste la montaña a hacer una visita por la
zona, no os defraudará, os lo aseguro. Nada más llegar a Cucayo el
sábado por la tarde me reencuentro con otro tipo de los que vale
mucho la pena tener cerca, Rubén Solís, para que todos le pongáis
cara, el demonión de Nembra que iba a amenizar como el solo sabe
todo el cotarro.
Junto a él estaba Fran Piñera al cual tuve el gusto de conocer en
persona y compartir comida el año pasado en la Resistencia Reino
Astur de Nembra. Charlamos un rato y nos vamos a tomar algo, junto
con nuestras respectivas, antes de cenar.
La
charla es muy distendida y relajada. Fran es un tipo con una
mentalidad de la vida y del deporte diferente al resto de la gente
que compite en carreras por montaña. Su forma de ver la montaña es
única y le admiro por ello. Como bien dice Rubén, para bien o para
mal, que eso nunca se sabe, con otra mentalidad más competitiva
quién sabe hasta dónde podría llegar este prodigio de deportista.
Nos despedimos hasta la mañana siguiente y nos vamos a descansar.
Es
raro, pero los nervios que suelo tener horas antes de una carrera no
aparecen esta vez y eso que llevo desde enero, cuando corrí la
Transcandamia, sin ponerme un dorsal. Quizás el marcarme como
objetivo únicamente salir a disfrutar y sobre todo, intentar no
tener muchas molestias, coger confianza en los tramos técnicos e
intentar acabar dignamente,
hace que mi mentalidad sea diferente esta vez.
Me
despierto un par de horas antes de la salida, desayuno consistente y
voy caminando con Estrella desde Dobres, dónde hemos dormido, hasta
la salida en Cucayo. Recogemos los dorsales ya que ella también va a
correr y, como quién no quiere la cosa, estoy ya entrando en el
“corral” para el control de dorsales. El demonión, micrófono en
mano, dice mi nombre y comenta que se alegra de volver a verme de
corto después de la grave lesión que sabe que he tenido. Y como se
que lo dice de corazón, gestos así se agradecen y por eso se hace
querer tanto y siempre es un placer coincidir con él.
Instantes previos a la salida |
Mi
colocación en la salida tampoco es la habitual, me relego a la
tercera fila aproximadamente. Apenas he corrido más de una hora
seguida desde hace prácticamente 7 meses y sobre todo con muy poco
desnivel y tecnicidad y por tanto hoy iba a tocar sufrir
ya que, aunque mi idea era terminar la carrera y disfrutar, siempre
que salgo en una carrera intento dar lo mejor de mí y ese esfuerzo
sabía que lo iba a pagar. Pero no importaba, estar delante de esas
montañas dentro de ese valle y volver a sentir esa libertad ya era
premio suficiente.
La
prueba, de 22 kilómetros de recorrido y 3.000 metros de desnivel
acumulado, con salida y llegada en la localidad de Cucayo, nos reúne
a 250 corredores y, entre ellos, los integrantes de los equipos
participantes en la Trail
Series Cantabria de la cual
forma parte esta carrera. Justo
antes de salir saludo a unos cuanto corredores, entre ellos a Diego
Díaz, flamante vencedor de la pasada Traveserina de la cual pude
disfrutar como espectador (otra que queda apuntada para siguientes
citas) y nos disponemos a tomar la salida. El día parece que
acompaña, la temperatura la idónea para correr aunque quizás algo
de humedad para mi gusto. La niebla comenzaba a meterse a media
altura.
Primeras rampas de la carrera |
Desde
la salida hay un continuo ascenso de ocho kilómetros desde los 936
metros de Cucayo, hasta los 2.000 metros del Pico Pumar. Según se
sale del pueblo, comienzan las primeras rampas con fuerte desnivel
que te obligan ya prácticamente a subir caminando. En estos primeros
compases ya se va formando el grupo de cabeza del cual saldría, al
final de la prueba, el ganador. En este caso Fran, como era
previsible. Intento ir a mi ritmo y logro colocarme entre los diez
primeros en estos primeros metros de carrera. Por ahora parece que el
cuerpo iba respondiendo y el tobillo no molestaba mucho (el aparatoso
vendaje que llevaba también ayudaba algo). Me pongo a rebufo
de Marcos que se que el año pasado salió conservador y fue ganando
posiciones poco a poco llegando a conseguir la victoria en la prueba.
Me digo a mi mismo que trataré de seguir su estela si puedo los
primeros kilómetros hasta el primer avituallamiento. Pero tras unos
cientos de metros veo que hoy realmente no va. Voy detrás de él
pero el ritmo que lleva me resulta demasiado
cómodo, algo le ocurre.
Decido pasarle y seguir a mi ritmo el resto de la subida.
Dobres y Cucayo al fondo |
Los
primeros imprimen un ritmo fuerte desde las primeras rampas y poco a
poco se van distanciando. Me voy adentrando en la niebla que
comenzaba a cubrir el recorrido y, tras pasar el primer
avituallamiento del km 4,5 ya voy en solitario intentando dosificar
esfuerzos. Cuando se gira y se deja el camino para divisar el Pico
Pumar, la niebla desaparece tras nuestros pasos y ya observo,
subiendo por la ladera, a el grupo que va por delante con los Piñera,
de la Sen, Díaz Pando y compañía. Había calidad en ese grupeto.
Comienzo la ascensión, trato de coger una cadencia cómoda, si
hablar de comodidad es posible, y tras unos minutos de prácticamente
subir manos en las rodillas llego a lo alto del Pico Pumar. La visión
desde este punto es de las que quita el sentido. El mar de nubes que
tenemos a nuestros pies es una delicia digno de pararse unos segundos
a disfrutar de este espectáculo, y así lo hice.
Mar de nubes a nuestros pies, una auténtica maravilla |
Subida al Pico Pumar |
Comienzo
el descenso hacia los Llaos, lugar donde se encuentra un nuevo
control y avituallamiento. Llevamos 10 km aproximadamente y ya noto
que las piernas y mis cuádriceps no están frescos, como era de
esperar. Durante este tramo de bajada, y como en prácticamente todas
las bajadas, me pasan 2 corredores justo antes de parar a repostar.
Me lo tomo con tranquilidad, bebo mucho líquido, como algo de
plátano y comienzo una zona de continuos sube y baja por estrechos,
profundos, sinuosos y técnicos senderos. Al igual que el año
anterior, se me atraganta bastante esta zona ya que hay que hacer
muchos quiebros rápidos y aún los apoyos con mi tobillo no son muy
seguros. Llego al paso del río y me detengo a beber un poco y a
refrescarme. Problemas con los permisos medioambientales habían
anulado la posibilidad de más avituallamientos desde el km 9,5 hasta
la meta y necesitaba hidratarme para evitar posibles problemas de
calambres que suelo sufrir por la enorme sudoración que tengo y más
aún cuando hay tan alta humedad.
Comienza
uno de los dos muros de la carrera en el cual salvamos 200 mts de
desnivel en apenas medio kilómetro. Me va tocando sufrir, es un
tramo duro pero, cómo siempre, voy disfrutando y el tobillo parece
que no va molestando demasiado. Me pasa Manuel Relea, ¡esta gente de
Liébana van como tiros!. Corono y desciendo campo a través hasta
que comienza una nueva subida, esta vez al Pico Casanzo. La niebla
vuelve a hacer acto de presencia en este tramo con incluso zonas de
muy baja visibilidad donde había que tomar precauciones para no
despistarse uno del trayecto correcto aunque la buena señalización
por parte de la organización es de agradecer cuando se dan este tipo
de condiciones. Intento seguir la estela de Álvaro Gómez que ha
llegado a mi altura, otro lebaniego que se conoce el trayecto al
dedillo y se que detrás de el no tengo perdida. Pero poco a poco voy
perdiendo comba, va más fuerte de lo que puedo aguantar a estas
alturas de la carrera.
“Ya
no queda nada” me digo a mi
mismo mientras se me escapa una sonrisa. Nos resta un precioso
descenso entre helechos y hayas hasta que se coge la pista que da
acceso a Cucayo. Las piernas ya no responden, los calambres han
comenzado a hacer acto de presencia desde el km 16 pero me da igual,
ya me voy dejando caer por las laderas disfrutando al máximo de mi
regreso a la montaña.
Último descenso antes de llegar a meta |
Últimos kilómetros, ultimas zancadas, se me
van pasando por la cabeza todos estos meses de atrás, repaso
mentalmente todos los buenos y malos momentos vividos y sin darme
cuenta estoy dentro de las vallas de meta siendo jaleado por la gente
del pueblo, chocando la mano con todos los niños que han ido también
a disfrutar de este día y apretando el puño como gesto de rabia y
satisfacción. Al fondo, el arco de meta y Rubén dedicándome unas
bonitas palabras que incluso llegan a emocionarme.
He
llegado. Si el año pasado me quedaba con la espectacularidad de la
prueba, sobre todo de aquello que no se puede medir y que son
aspectos intangibles qué sólo en persona se pueden valorar
realmente, este año tengo que sumarle la satisfacción personal de
haber regresado pero sobre todo de volver a disfrutar, deleitarme y
gozar de la montaña. El puesto era lo de menos, el tiempo empleado
daba igual, las malas sensaciones físicas no importaban y las
molestias del tobillo pasaban a un segundo plano. Eran las emociones
las que en este momento lo llenaban todo.
Estrella "escalando" uno de los muros de la carrera |
Mientras
espero a que llegue Estrella a meta charlo distendidamente con la
gente de Liébana y con Rubén. Me apena no poder disfrutar este año
en su casa
de la Resistencia Reino Astur en Nembra ya que es otra de esas
carreras para repetir uno y otro año, otro sitio espectacular dónde
los haya, pero mi físico y mi tobillo no están preparados
actualmente para meterse los
42 km y 6.000 mts de desnivel acumulado que depara el recorrido. La
próxima edición, a por ello…
Si los sentidos se quedaban cortos para describir sensorialmente lo vivido en la pasada edición, este año las emociones lo embargan todo. A partir de ahora no se lo que me depara el futuro. Esta semana tengo que volver al traumatólogo para que acaben de diagnosticarme exactamente la dolencia y tomar la decisión que creamos conveniente. Por eso no voy a plantearme nada a corto plazo, aunque tengo en cartera varias carreras que me gustarían disputar, sobre todo la MDS en Somiedo que se me atragantó el año pasado y poder debutar en una de las carreras por excelencia de la provincia de León, Villalfeide-Polvoreda antes de irme de vacaciones.
“No
des vueltas al pasado, pues no lo puedes cambiar, que no te agobie el
futuro, pues no sabes si llegará, disfruta del presente, no lo dejes
escapar, porque cuando se vaya, jamás volverá”
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