viernes, 3 de octubre de 2014

Mientras nos queden piedras, lo que nos sobra es valor




CRÓNICA VIII MARATÓN XTREME LAGOS DE COVADONGA

 
“Se ahonda y profundiza el valle, los cerros se convierten en montañas y al cabo se cierra por completo la garganta. Los abruptos cerros, los caminos entre muros y precipicios junto con los senderos que obligan a dar la vuelta son un buen lugar para una batalla si se conoce el terreno. Si además del amparo de los Picos de Europa encuentras una cueva en la cual esconderte, encima de un camino por el que hay cerros alrededor, has hallado el sitio idóneo”.  


Lago de Enol

Covadonga es una combinación de raíces patrióticas y profunda fe de los fieles. De pequeños, en el colegio, nos decían que era  el punto en donde se inició la Reconquista cristiana y donde Pelayo, junto con un ejército de astures, se refugió en estas montañas y allí luchó contra el ejército musulmán en el año 722 en la famosa Batalla de Covadonga. La leyenda cuenta que la Santina ayudó al noble Pelayo a derrotar al ejército árabe. Los asnos salvajes, así llamaban los musulmanes a los rebeldes del norte, tenían la ventaja de conocer el terreno en el que se desarrolla todo como la palma de su mano, atacar desde arriba y tener la agilidad de trepar o descender por esas paredes. Pues bien, en este paraje abrupto, íbamos a tener que lidiar los asnos salvajes con las dificultades orográficas que posee éste terreno pero todo ello aderezado con la belleza incalculable que posee, una belleza extraordinaria y cautivadora que constituye una puerta natural al Parque Nacional de Picos de Europa en su vertiente asturiana.


La VIII Xtreme Lagos de Covadonga, a dilucidar sobre 42 kilómetros y 6.000 mts de desnivel acumulado por gran parte de la vertiente canguesa del Parque Nacional de los Picos de Europa, era la séptima y última prueba puntuable para las prestigiosas EMM Series (European Mountain Marathons) tras haberse disputado con anterioridad la Baikal Ice Marathon (sobre hielo, por lares siberianos), la EMM Mabo (en Borriol),  la Xtreme de Anaga (en Santa Cruz de Tenerife), la Circular de Tejeda (en la isla de Gran Canaria),  la Scafell Pike (considerada como la maratón de montaña más alta de Inglaterra) y la Cercedilla Trail Race (por la Sierra de Guadarrama).

Perfil de la carrera


Así qué esta vez tocaba ponerse rumbo a Covadonga, de nuevo Picos de Europa pero, en esta ocasión, en su vertiente Occidental, otra auténtica maravilla lo que nos esperaba. En esta cita el viaje iba a ser en familia. Mujer, cuñados, sobrinos (Hugo y Pablo) y toda la parafernalia que esto supone de carritos, maletas, bolsas, juguetes,… Tras mucho acomodo, logramos meter todo en la monovolumen de mis cuñados Mari Graci y Jaime y arrancamos hacia Cangas de Onís. Cuatro largas horas de camino y llegamos la tarde-noche del viernes. En Cangas ya se ve y se vive el ambientazo previo a la carrera, mucha gente de fuera de Asturias, y muchos asturianos que se deciden a ir ya el viernes. Las calles ya respiran aires de trail. Recojo el dorsal y vamos a dar un pequeño paseo hasta el puente romano que cruza el río Sella y del que cuelga su famosa cruz de roble sobre la media luna en señal de la victoria de Covadonga. Una buena cena de bienvenida a tierras asturianas y pronto a descansar que el día siguiente tenía visos de que iba a ser bastante duro…

Covadonga

A las 6:30 de la mañana del sábado 20 de septiembre suena la alarma, desayuno consistente en el hotel, termino de colocar todo el material que voy a llevar y el que voy a dejar a Estrella y mi cuñado para que me den si lo necesito en los puntos donde me van a ir a ver pasar y ponemos rumbo en el coche hacia Covadonga. La salida se hace en el Repelao, unos cientos de metros antes de llegar a Covadonga. Llegamos con tiempo de sobra, aparcamos y nos tomamos un café antes de que ellos continúen en coche hasta la Huesera donde van a esperar a ver mi paso. Mientras tomamos café saludo y charlo un rato con Rubén Mediavilla que está en una forma extraordinaria y sé que, sin duda, hará un buen papel.


Comienzan a llegar los autobuses que traen a los corredores desde Cangas de Onís, lugar dónde es la llegada de la prueba, y aquello ya comienza a tener una algarabía importante. Yo me abstraigo un poco de todo éste alboroto y me voy a calentar por un camino que sale de la parte de atrás de la línea de salida y por donde la gente aprovecha también para evacuar antes de comenzar. El speaker comienza a explicar el recorrido que tenemos por delante avisándonos, y recalcándonos, que lo duro llegará tras pasar por Covadonga, y qué razón tenía… Antes de salir veo y saludo a Chary y Pedro, dos integrantes de mi club Salamanca Raids & Trails Runners  (felicitar a Chary por su gran 3º puesto en Veteranas A).


Salida en el Repelao

Ya estamos todos colocados bajo el arco de salida y me pongo al lado de Manuel Caballero, otro conocido leones de este tipo de carreras que está recuperando de nuevo la forma después de una lesión. El ambiente de gran batalla se mascaba y a las 9:00 horas se da la salida. Más de 400 valientes nos lanzamos a la conquista, reconquista o lo que el cuerpo nos dejara a cada uno hacer. Se comienza como en avalancha, me quedo impresionado del ritmo inicial con el que sale la cabeza de carrera ¡con lo que queda por delante! La gente tiene miedo a atascarse en la especie de embudo que se suele hacer al abandonar el primer tramo de asfalto y comenzar el sendero. Tras unos 800 metros que transcurren por la carretera, cerca del alojamiento rural que hay subiendo a la derecha en las últimas curvas antes de Covadonga, dejamos el asfalto y comenzamos a ascender al Picu Priena por un pequeño sendero que arranca en considerable pendiente entre los árboles.  


El sendero, que se ve perfectamente desde Covadonga en forma de zigzag, ya te da una idea del desnivel que vamos a ascender en tan pocos kilómetros con su calentón incluido (700 mts en apenas 3 km). Entro en el sendero entre los 20 primeros para evitar el tapón y comenzamos a subir entre robles por buena, aunque estrecha senda. No hace mucho calor aún, es pronto y el ritmo es vivo. La cabeza ya va totalmente estirada por éste estrecho sendero y vamos cogiendo altura en unas amplísimas zetas (aquí también tenemos las temidas revueltas como en el ciclismo) que nos pasearán de un lado a otro de la ladera bien a la vista de los visitantes que seguramente, en la explanada de la Basílica, podrán contemplar nuestro ascenso como pequeños puntitos en la falda de las montaña. 





La ascensión la realizamos en fila de a uno y según se van dejando atrás revueltas y miro hacia abajo voy viendo el reguero multicolor de corredores ¡vaya hilera interminable! Al poco de empezar a ascender las vistas sobre Covadonga comienzan a ser espectaculares con la Basílica de Santa María la Real y la Santa Cueva entre los bosques del monte Auseva (por los cuales nos va a tocar descender después antes de llegar a Covadonga) y pronto lo son también sobre los Picos de Europa, que se antojan más cercanos e inmediatos de lo que pensaba. 

La subida es dura, pero no muy técnica, y puedo coger un ritmo constante teniendo sólo que prestar atención al pasar un pedrero justo antes de coronar. Se sube constantemente por Riega Gusana y Cuesta Ginés, hasta la fuente de igual nombre. A partir de la Fuente Ginés el camino discurre por una franja de bosque autóctono de hayas y robles para salir justo bajo la cumbre. La cima se deja ver ya con su imponente Cruz de Priena y su mojón de cumbre. El Pico Priena constituye un balcón espectacular donde contemplar un amplio abanico de montañas, pueblos y valles bañados por los ríos Güeña y Covadonga y en primer término el cordal que tendría que recorrer a partir de ahora. Una auténtica maravilla, el recorrido precioso y el día acompaña, todo un lujo poder disfrutar dicha visión.


Covadonga
Cordal desde Pico Priena

Ya en solitario continúo la marcha desde la cumbre, cresteando por todo el cordal la sucesión de colinas que hay hasta llegar a  la Huesera. El camino discurre por una herbosa vallina que nos lleva hasta la majada de Uporquera. Desde aquí, la carrera discurre por el denominado Camín del Rey, en sostenida ascensión por un sendero que nos lleva hasta la Huesera. En este punto se ve claramente el camino que debemos tomar durante unos metros, camino empedrado, que en su día fue Camino Real y que ahora desemboca en la carretera de los Lagos. Aún quedarían 500 mts para coronar la Huesera cuando comienzo a oír voces a lo lejos… no cabía duda, mí cuñado Jaime con su torrente de voz ya coreaba mi nombre y me animaba desde la distancia. Llego hasta su altura, choco la mano con mi sobrino Hugo y sigo adelante. Aquí el reloj marca ya los 7 kms y más de 900 mts de desnivel salvado.


Acceso a la Huesera

Pasado este punto, corremos paralelos a la carretera unos metros por encima de ella y salimos a la carretera que sube desde Covadonga a los lagos durante unos metros. Antes de volver a tocar tierra, está el avituallamiento en el aparcamiento de Cañavalles donde se encuentra otro gran apoyo dándonos ánimos, es Carlos Justel, de la Clínica Fisiorama de León, que en un principio tenía intención de haber corrido pero que una lesión se lo ha impedido aunque no se ha querido perder el espectáculo que rodea el evento. Paro unos segundos en el avituallamiento, me refresco un poco y continúo la marcha. En seguida se alcanza un cruce en el que a la izquierda sale la pista que sube a la Vega de Comeya. Es una pista ascendente que pasa entre el Mirador de la Reina y un comedero de buitres llegando a la collada Uberdón y luego a la majada del mismo nombre para entrar en los amplios llanos de la Vega Comeya. La pista, parece que no pero, se hace pesada y dura, tiene bastante desnivel y el calor ya empezaba a apretar a estas horas.


Avituallamiento de la Huesera

Bordeamos las construcciones y giramos ligeramente hacia la izquierda, por unos hermosos prados, hasta el collado. Delante tenemos una pronunciada bajada hasta la majada de la Flecha. El camino no ofrece dudas y sigo por la antigua pista minera que nos lleva a la grandiosa Vega de Comeya, sin duda la mayor de Picos, producto de la colmatación de un antiguo lago de origen glaciar y con una buena historia minera, ya que era aquí donde estaban las instalaciones de procesado y transporte del cinabrio, manganeso y hierro que se extraía en Buferrera, junto al lago Ercina.  Es una planicie rodeada de montañas por todos los costados con un verde típico de tierras asturianas y un montón de vacas pastando, un auténtico espectáculo visto desde aquí arriba.

Vega de Comeya




La vega, aunque parece abierta por todos los costados, parece que no tiene salida por el extremo sur hacia el cual me dirijo ya en compañía del lucense Oscar Lugris, con el cual iba a hacer la totalidad del recorrido que quedaba. Sin embargo, a medida que nos acercamos a ese extremo y a lo que queda de las instalaciones mineras, se aprecia un corte, una especie de desfiladero en la ladera rocosa. Por ese estrecho desfiladero pasaba antiguamente el funicular con el que se transportaba el mineral desde Buferrera. Llegamos hasta el final de la Vega y aparecen escombros y ruinas de antiguas instalaciones, como testigo de la actividad minera que hubo en la zona. De hecho aún se conservan algunas de las torres que sujetaban el cable.  


El Furacón

El camino, bien balizado, sube por la izquierda del desfiladero hasta alcanzar la entrada del Furacón, una gran cueva en la que se perforó una galería que comunicaba las instalaciones de Buferrera y de Comeya y que hoy forma parte del camino de acceso a los Lagos desde la vega para salvar la montaña. Me recuerda mucho al paso por la galería minera de la Biosfera Trail en Ciñera. Pasamos el túnel y comenzamos a remontar el Escaleru hasta las actuales instalaciones del parque en Buferrera. Nada más ascender un pequeño tramo están de nuevo mis cuñados animándome en el Mirador del Príncipe. Estrella, por ahora, missing, a saber hasta dónde habrá ido caminando ésta vez… ya me la encontraría.


Minas de Buferrera


Seguimos en continua ascensión y accedemos, tras remontar una empinada ladera, al Centro de Interpretación y las minas de Buferrera. Aquí la iluminación es escasa y hay que tener cuidado con las traviesas de la vía para no tropezarse pero el paso por éste punto es espectacular.  Ponemos rumbo al Campo de la Tiese, actual emplazamiento de un bar y de un aparcamiento, y en su día zona de ubicación de los barracones y dormitorios de los trabajadores de la mina. Unos metros más adelante tenemos otro avituallamiento, bebo, me resfresco y continúo. Desde aquí toca subir hasta La Picota, la antigua morrena que separa Ercina y Enol y bajar por el otro lado directo hacia el extremo sur de Enol para bordearlo por la parte contraria a la carretera sobre unas piedras que sobresalen del agua, una auténtica maravilla, pasamos prácticamente por encima del agua.


Minas de Buferrera

Por un itinerario fácil de prado y algo de roca, y tras pasar cerca del antiguo Lago Bricial, llegamos al refugio de la Vega de Enol y ya podemos ver la siguiente tachuela en nuestro camino: La Porra de Enol. Mientras recorro la Vega aparece por un lateral mi cuñada Mari Graci corriendo tratando de llegar a mi altura antes de que empiece a subir. En condiciones normales la dificultad del ascenso no es muy grande pero después de llevar ya más de 1.600 mts de desnivel acumulado en este punto la cosa se hace durilla. Pocos metros antes de coronar está Estrella para darme ánimos. Miro el reloj de nuevo, km 15,5 y dos horas clavadas de tiempo. El ritmo que he llevado hasta aquí podría decirse que es cómodo pero noto que las fuerzas empiezan a escasear y aún queda muchísimo, mal asunto me digo… Tras coronar la Porra comienzo el descenso por un camino armado que se construyó en su día para dar acceso al ganado. Es el llamado "Camín de la Porra" el cual desemboca en la Vega de Fana. Nuevo avituallamiento y aquí tomamos el GR que nos va a conducir a la majada de Severín. Aún estamos en el km 18 y sigo notando que las fuerzas escasean, se que hoy va a ser un día realmente duro…




Pero bueno, toca continuar e intentar seguir disfrutando del día y, junto con mi compañero Oscar, comenzamos el largo descenso de 10 km que nos va a llevar hasta Covadonga. Nos lo tomamos con calma, ninguno de los dos es muy aplicado en las bajadas, vamos, que no es nuestro fuerte, y el estrecho y técnico sendero donde asoman constantemente las calizas nos hace tomárnoslo con calma. Tanto que en un par de kilómetros nos pasan como balas dos corredores, uno de ellos José Calleja con el cual he coincidido en varias carreras éste año.




Vega de Fana


Continuamos el descenso tranquilamente charlando un poquito hasta alcanzar el río el cual se sume en una cueva en Orandi para realizar un recorrido subterráneo que le llevará a resurgir debajo de la Santa Cueva. Estamos ya en las Mestas, cruce de caminos, que nos lleva siguiendo el curso del río hasta la Vega de Orandi, un rincón precioso como pocos al cual accedemos saltando un pequeño muro de piedra. La Vega de Orandi es uno de esos lugares mágicos que posee la orografía asturiana, una verde y esponjosa alfombra rodeada de frondosos bosques. Al fondo de la Vega encontramos el sendero que por el monte Auseva, hermoso hayedo donde Pelayo combatió a los moros, en descenso pronunciado, resbaladizo y complicado, pero a su vez precioso, nos va a dejar en el camino del cementerio, a 50 mts de la Cueva de Covadonga. Antes de llegar a Covadonga comienzo a oír las campanas de la Basílica, ya son las 12 de la mañana y, en unos metros se alcanza la explanada bajo la Cueva de La Santina. 


Acceso a la Vega de Orandi


Monte Auseva


A estas horas Covadonga estaba ya hasta los topes de visitantes y de gente que está viendo, acompañando y asistiendo a los corredores. En el avituallamiento de Covadonga me encuentro de nuevo a la family al completo. En éste punto voy a parar un poco más, me hidrato bien, tomo un gel y charlo unos segundos con mi gente. La bajada ha sido técnica y dura y estamos ya en el kilometro 25. Tras reponer fuerzas y pasar por delante de la Santina, cogemos las escalinatas hasta llegar a la parte alta del Santuario. A partir de aquí salimos de Covadonga por un camino de hormigón que hace mucha pupa. Son unas rampas tremendas que desembocan en un prado con unas cabañas.





Santa Cueva - Covadonga

 Los siguientes 10 km nos van a llevar hasta el repetidor de Següenco entre continuas subidas y bajadas casi siempre por zonas técnicas. Este tramo, hasta las antenas del repetidor, se me hicieron eternos, son subidas y bajadas muy técnicas en las que no se puede coger ritmo y que te obligan en muchos tramos a andar y a subir mucho las piernas para no tropezar con las rocas y poder sortearlas. Pero bueno, sigo con Oscar que de vez en cuando parece que aprieta el ritmo (o yo lo aflojo, quién sabe) y se aleja un poco. A los pocos minutos me vuelvo a poner a su altura y así voy, haciendo la goma, hasta el siguiente avituallamiento, en el km 29, en un pequeño descanso que nos da el trayecto después de la continua ascensión desde Covadonga hasta este punto (hemos subido casi 500 mts de desnivel en apenas 4 km desde Covadonga). Aquí me tomo algo de magnesio, las piernas ya están haciendo ademán de acalambrarse y aún queda mucho por recorrer, de nuevo me vienen a la cabeza pensamientos de que lo peor está por llegar y que me va a costar un mundo llegar a Cangas con el ritmo que llevamos. 


Basílica de Covadonga


Oscar carga el bote de su riñonera con agua y los voluntarios nos comentan que el siguiente avituallamiento no está lejos, a unos 2 kms aproximadamente. Creo que fueron los dos kilómetros ¡que más largos se me hicieron del mundo!  Mi compañero de viaje toma algo de ventaja y trato de tomármelo con calma ya que estoy pasando un mal momento, estoy como apajarao. Me pongo a comer algo que llevo en la riñonera y ralentizo un poco la marcha para tratar de recuperar fuerzas durante la subida que da acceso al avituallamiento que hay en Pozobal. Llego, más mal que bien, al avituallamiento, nueva parada y desde aquí hasta el repetidor hay 5 o 6 kms de continuas subidas y bajadas, un rompe piernas en toda regla.


El apoyo de mi cuñado Jaime

Los calambres empiezan a hacer acto de presencia, me paro a estirar un poco. Tras unos minutos  probándome intento coger un poco de ritmo por el tramo de pista por el que ahora discurre la carrera. Parece que he recuperado un poco las fuerzas y vuelvo a conectar con Oscar con el cual ya iría hasta la línea de meta. Justo antes de empezar la dura subida al repetidor de Següenco están de nuevo Estrella y mis cuñados para darme ese último empujón que siempre se agradece y que necesito para llegar a meta. Penúltimo avituallamiento antes de comenzar la dura subida a las antenas, como un plátano y me pongo manos a la obra con la subidita… Oigo a lo lejos a mi cuñado Jaime gritar, con toda su guasa ¡ese es buen terreno para atacar y sacar ventaja!  No puedo dejar de soltar una carcajada. Apenas hay un kilometro de subida a las antenas pero con lo que llevamos a la espalda (36 kms) y el alto desnivel que hay la cosa se hace dura, aunque quizás menos de lo que pensaba, parece que el comer un poco y haber bajado algo el ritmo ha hecho que recupere fuerzas y sensaciones.


Al fondo repetidor de Següenco

Tras coronar las antenas, ahora sí que prácticamente lo que queda es todo bajada hasta la meta, aunque casi que hubiera preferido algún tramo más de subida puesto que la bajada se las trae, grandes desniveles y mucha tecnicidad cuando las piernas ya no están para mucha fiesta que se diga. Toca tomárselo con calma e ir bajando, despacito y buena letra, por toda la cresta hasta Nieda. A medio camino del largo cresterío de descenso, el sendero atraviesa la carretera que da acceso a Següenco donde hay un paso de destrepe con cuerda para salvar un talud de unos dos metros de roca vertical que hay que hacerlo con cuidado puesto que es un punto delicado aunque es de agradecerla presencia de un miembro de la organización ayudándonos y  aconsejándonos como bajar. Seguimos descendiendo por la cresta y, como no podía ser de otra manera y es típico en mí en cada carrera, un mal paso hace que resbale en uno de los zigzag del camino y caiga hacia un lado del sendero sobre unos arbustos. Oscar se para, le digo que continúe que estoy bien pero me dice, con su acento gallego, “levamos todo o camino xuntos e xuntos imos chegar”. Me ayuda a levantarme y seguimos el descenso (como me gusta el compañerismo y el ambiente que se vive en éste tipo de pruebas por la montaña y que en otras modalidades es tan difícil de ver).


Descenso a Nieda


Último avituallamiento en Nieda y últimos 3 kms para meta no sin antes subir un enésimo repecho a la salida del pueblo con más de 100 mts de desnivel. Ahora voy con fuerzas pero subo despacito, a ritmo de Oscar, que ahora sí que está pagando ya el esfuerzo, ya hemos decidido entrar juntos en Cangas después de todo lo vivido. Tras coronar y llegar a la collada ya está el valle de Cangas ante nosotros, “ya no queda nada compañero”. Tras un pequeño descenso por una pista, la dejamos y tomamos un sendero que hay entre un pequeño bosque de robles que nos hace desembocar ya en las calles del pueblo. La gente a ambos lados aplaudiendo detrás de las vallas y, mi gente, colocada en la curva que daba acceso a la línea de meta frente al Ayuntamiento nos dan la bienvenida. Son momentos de mucha emoción y alegría, sabiendo las horas de esfuerzo que hemos soportado hasta aquí (más de 5 horas y media), nos agarramos de la mano, entramos juntos bajo el arco de meta y nos damos un abrazo. 


Meta en Cangas de Onís

Como siempre me gustaría destacar la gran organización de la prueba, que lleva a cabo el Grupo Peña Santa, en todos los aspectos a tener en cuenta como son balizamiento, avituallamientos, controles, con piscinas de agua fría en meta, servicio de fisioterapia y una multitud de detalles que todo corredor agradece. El único pero, y que no es achacable a la organización y desde aquí agradecer la explicación y las disculpas que me dieron, fue la espicha. Tras tener que cambiar este año su ubicación puesto que, en la Finca Villa María estaba todo reservado, el Restaurante los Arcos no estuvo a la altura de la ocasión y metieron en un espacio muy reducido a todos los corredores y voluntarios que asistimos a la espicha. Cuando hemos llegado apenas podíamos entrar y ya mejor ni intentar acercarse a las mesas puesto que era imposible con tanta gente. Creo que se superó con mucho el número de comensales que pueden entrar y a los que se podía atender y servir correctamente y, ante tal descontrol, decidimos irnos a cenar a otro sitio.


Personalmente el día había sido duro, durísimo. Si bien la distancia no era la primera vez que la corría, si que el tiempo empleado en recorrerlo era el mayor que había hecho hasta ahora. Lo cierto es que llevo ya unas semanas un poco “cansado”. Y lo entrecomillo puesto que el cansancio no es sólo físico, es también mental. El año está siendo largo y, aunque tenía previsto en la agenda alguna carrera más antes de parar, todas las horas empleadas para acabar esta carrera me han valido para darle muchas vueltas a la cabeza y pensar. Tenía ganas de correr la Quebrapates Peña Mea (última prueba de la Copa Asturiana y que me quedé con ganas ya el año pasado), la primera edición de la  Sobrescobio Redes Trail puesto que el paraje (Parque Natural de Redes, en Asturias) y la época del año (otoño, con todo su colorido) iban a hacer una preciosidad de carrera, y la Zarza X-Trem (cerca de Barco de Ávila, al lado de casa) a la cual había asistido en todas sus ediciones. Pero no, toca parar, toca descansar, toca volver a motivarse para disfrutar en todo su esplendor de éste deporte, toca formatear el disco duro para volver con más ganas aún de montaña.


Próximo objetivo

Ha sido una temporada larga pero muy satisfactoria, con buenos y malos momentos, descubriendo sitios impresionantes y maravillosos, largos viajes pero que han merecido la pena. Próximo reto, tras unas semanas de descanso, subirnos a las vías del Tren del inigualable Santi Nistal en Torneros de la Valdería a primeros de Diciembre. Seguramente el elenco de corredores sea extraordinario, como todos los años, y va a tocar sufrir un poquito ya que, al menos para mí, es el comienzo de la temporada y el motor aún va estar en rodaje. Esperemos que el tiempo acompañe ya que por aquellos lares y en esas fechas cualquier cosa te puedes encontrar… Eso sí, seguro que disfrutaremos de toda esa gente leonesa que organiza tan espectacular carrera. Pero como ya dijo Melendi, “mientras nos queden piedras, lo que nos sobra es valor”.